La pasión turca

En 1993, el escritor favorito de Von Rothbart, Antonio Gala, escribía su segunda novela, «La pasión turca», acerca de una niñata española que mandaba su vida al garete por disfrutar de una buena polla moruna. Cuando Vicente Aranda adaptó el libro al cine, pensó que necesitaba una zerda muy zerda para el papel protagonista, por lo que no dudó en ofrecérselo a Ana Belén. Uno de los momentos culminantes del flim es cuando la zerda en cuestión tiene que ganarse los favores de un diplomático turco, y este, muy modoso él, le dice que se conforma con corrérsele en la jeta, cosa que hace prontamente (Ana Belén interpreta la escena de forma muy muy naturalista). ¿Podría hacerse una peli así hoy día? Con lo moñas que se ha vuelto Expaña, resulta dudoso.

La cosa es que este Madrid nuestro tan desangelado se juega hoy la vida en Estambul, y no se sabe si saldrá con bien, si le reventarán el culo o si sólo se le correrán en la cara. El Galatasagay es todo un clásico que nos trae recuerdos de Mario Jardel y otros jugadores vintage, pero desde luego nadie lo calificaría de peso pesado europeo. Aunque el año pasado ganó la liga turca rompiendo el sueño de Basakeshir de Robinho, esta temporada va sexto en la tabla, con tres derrotas en ocho jornada y sólo ocho goles en su haber. De su plantilla podemos destacar que tiene tres jugadores llamados Emre y a un acabadísmo «tigre» Falcao, que se pasa seis meses lesionado cada temporada. Cualquier top europeo con unos mínimos conceptos les clavaría cuatro chicharros sin despeinarse, ¿pero este Madrid? Veremos.

Mencionar que el Türk Telekom es un estadio muy guay inaugurado en 2011, pero curiosamente la final de la Champions se jugará en el Ataturk del Besiktas, que es muchísimo peor recinto. Misterios UEFOs. Sea como sea, llegamos a ful de Estambul con las mismas bajas que el domingo, excepto Tita Kroos, quien vuelve para «salvarnos». Será interesante ver si Zipayo vuelve a poner a Jovic a buscarse la vida solo o si esta vez se juega más para el serbio; claro que es muy probable que simplemente lo sienten y se vuelva al clásico «balones a Karim». Pero independientemente de que se juegue o no con un nueve puro, hay que sacar el resultado, o corremos el riesgo de que esta temporada empiece a dejar «La pasión turca» como una historia de erotismo light.

Vuelta a Lérida, 25 años después

Man of the match.

El Socio

El Madrid de Benito Floro que jugó en Lérida hace un cuarto de siglo era muy distinto al actual: no tenía tantos éxitos a sus espaldas, tantas estrellas ni tanto dinero, pero en otras cosas era muy parecido: estaba lleno de jugadores agotados, naufragaba en campos fáciles y apestaba a fin de ciclo. Aquel Real había sufrido la desgracia de perder la segunda Liga de Tenerife y, aunque logró hacerse con la Copa, la derrota en la isla hirió al proyecto de muerte. Mucho de lo que dijo Floro en aquel partido contra el Lleida podría haberse gritado ayer en el vestuario de Son Moix:

Podemos señalar detalles concretos que provocaron este nuevo naufragio isleño: la actuación estelar de Odriozola, la estirada funcionarial de Pichabrava, los penaltis (que fueron) no pitados… Pero ninguno de ellos está por encima de un equipo que parece carecer de sistema, dinamismo y fe. No está muy claro lo que puede de dar de sí esta plantilla, pero el jugo que lleva dentro ya no puede sacárselo Zidane. Que nadie se confunda, el tipo es un mito y el club lo aguantará mientras exista la más mínima posibilidad de avanzar en Champions, pero no trabajar desde ya en su sucesión sería un grave error. Aquel día histórico de Lérida, el Madrid perdió un entrenador y ganó una leyenda; ahora es necesario que siga el proceso inverso.

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– Mayorca: 1
– Mabrip: 0

Todos los partidos son trampa


Cabe otro campo entre el césped y la grada.

Excepto en alguna época de singular dominación (Liga de los récorzs, Quinta del Buitre), el Madrí no sabe lo que son los partidos tranquilos. Aunque las más de las veces se lleva el gato al agua, incluso el rival más tonto puede hacerle la pirula en alguno de sus míticos momentos de «relahación». Esto incluye a un equipo como el Mallorca, antepenúltimo y con sólo dos victorias en su haber. Un partido serio sería suficiente para sacar el resultado con solvencia, pero la seriedad es lo que más suele racanear el club blanco.

La (puta) jornada FIFA, además, se ha cobrado el habitual precio de sangre: Modric, Lucas y Bale son baja para la isla. Merecen especial mención el croata y el galés, el primero forzando su cascado cuerpo y el segundo jugando con molestias porque todo el suda la polla y va a cobrar igual. El Mallorca cuenta con los servicios de nuestro chico Kubo, a quien salvamos del destino más triste posible, ser culerdo. Perojuega poco, porque hay varios entrenadores de la Primera a los que, cuando les cedes a algunos de los jóvenes más prometedores del mundo, te dicen: «Ya si eso tal»; tendríamos que irnos de esta puta Liga, como hicimos de la ACB. Pero mira, mejor, así el chino no nos marcará gol.

Curiosamente, al sur de Medellín hay un centro comercial muy célebre nombrado con la forma medieval «Mayorca», y seguro que cualquier paisa que visite el oriente español se sorprenderá al ver el nombre de la ciudad; uno de tantos ejemplos de la riqueza derivada de una misma lengua que se desarrolla en distintas partes del mundo. Realmente Mallorca o Mayorca no necesita ganar al Madrí; bastante bien viven por ahí, al menos mientras el pancatalanismo no termine de incubar el huevo de la serpiente. Cuánto tiempo aguantarán es una incógnita, sobre todo considerando que el «españolista» PP no tuvo reparos en dar de comer a la sierpe. Esperemos que al menos no jodan a uno de los últimos símbolos de la nación que permanecen, nuestro Real Madrí.

Clásico y seguridad

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Otra fiesta democrática.

La Revolución de las Sonrisas terminó como suelen hacerlo estas cosas: con las calles literalmente ardiendo. El Clásico debería jugarse el domingo 26, pero dada la gravedad de los disturbios (que el Ministro del Interior está resolviendo desde la mismísima Chueca) disputarlo parece una imprudencia, sobre todo considerando que los «sonrientes» han convocado una gran protesta para ese mismo día (escogido de forma totalmente aleatoria e inocente). En las últimas horas se han planteado diversas soluciones al problema:

– Solución Mónguer: Que el Madrid se niegue a jugar, alegando que el partido se convertirá en un acto de propaganda política y que no existen las suficientes garantías de seguridad. Quienes han propuesto esto claramente no conocen a Flópor, quien jamás plantearía una propuesta tan rupturista a la Liga, sobre todo teniendo en cuenta que la misma conllevaría la pérdida segura de los tres puntos. En un conflicto que ya está ultrapolitizado, negarse a viajar lo politizaría aún más y pondría al Madrid fuera de su órbita, que ha de ser siempre fundamentalmente deportiva; abortar la propaganda en un estadio es trabajo de los estamentos deportivos y políticos, no del club blanco. Otra cosa sería que a pocas horas del partido se percibiera una amenaza real e inmediata para la seguridad, pero aún es pronto para evaluar ese riesgo.

– Solución Intercambio: Viendo la que se venía encima, la Liga propuso en la mañana de ayer jugar el partido en Madrid, dejando el de Barcelona para la vuelta, pero ambos clubes se han mostrado disconformes. El Madrid tiene motivos obvios: no ha creado el problema y su planificación deportiva se basa en el calendario original; las razones del Barsa las ignoro, porque no se ha pronunciado oficialmente, pero se diría que están deseosos de prestar nuevamente su estadio para el enésimo aquelarre separatista. Primavera Blanca, principal peña de la Grada Fans RMCF, ha anunciado que boicotearía el partido en caso de consumarse el intercambio. En todo caso, esta solución está casi descartada.

– Solución Puerta Cerrada: sería la más justa y práctica. La seguridad estaría casi garantizada, el único club perjudicado sería el que ha contribuido al problema y no habría que retrasar el partido. Sin embargo, parece que nadie lo ha planteado, quizá porque el Barsa sufriría importantes pérdidas económicas y porque el cierre de un estadio normalmente sólo se produce tras una infracción deportiva o de seguridad del club anfitrión. También es cierto que la mera presencia del Madrid en Barcelona podría suponer un problema.

– Solución Aplazamiento: Le sirve a las autoridades y también al Madrid, que estando primera en la Liga no tiene la menor prisa por jugar este partido. El Barcelona sería perjudicado -perdiendo el aquelarre y la posibilidad de recortar puntos- pero no tanto como si se jugara a puerta cerrada. Esta solución salomónica es la que tiene más puntos para adoptarse, con el 4 y el 18 de diciembre como posibles fechas. Aunque la medida es correcta, nótese que en España pudieron celebrarse una elecciones generales a tres días de que asesinen a cien personas, pero se estima conveniente retrasar un Barsa-madrid tras producirse algaradas callejeras. No dejan de resultar curiosas las prioridades patrias…

Toda la situación es ciertamente muy triste, y va a empeorar la imagen tanto del Barsa como del resto de totalitarios de prusés. Es posible que el Madrid acabe obteniendo alguna ventaja deportiva, pero desde luego no será por nada que el propio club haya propiciado. Su lugar es acatar lo que decidan los organismos político-deportivos, jugar en la fecha asignada y, por supuesto, hacer todo lo posible para ganar.

Ni una, ni grande ni libre

Llegó la esperada sentencia del «prusés», que como era previsible deja descontentos a todos: una serie de años de cárcel para los responsables de los golpes de estado (indignación de separatistas y afines), que en la práctica serán pocos meses de condena efectiva (indignación del resto). Ciertamente no pretendo estar empapado en todos los entresijos de esta complejísima situación judicial, pero los analistas más avisados nos cuentan cómo la unanimidad de la sentencia sólo ha sido posible porque el sector conservador del Tribunal Supremo se ha plegado a la pretensiones del sector progresista de aplicar el cargo más leve (sedición, en lugar de rebelión). En todo caso, las competencias de prisiones están transferidas a las Comunidades Autónomas desde 1983, por lo que se da la paradoja que un gobierno regional golpista puede no autoindultarse, pero sí autoconcederse el tercer grado casi a discreción.

Haber llegado a este punto no se debe a un episodio golpista aislado, sino a décadas de políticas de apaciguamiento y cesiones, iniciadas en una transición que siempre se tildó de ejemplar pero que, hora es ya de reconocerlo, gestionó pésimamente la cuestión territorial. Protagonista estelar del drama durante estos 45 años ha sido el PSOE, Partido Socialista quizá, Obrero casi nunca y Español jamás, excepto en su acepción cainita y autodestructiva. Lisa y llanamente, el PSOE no sabe qué cojones quiere hacer con España: mandar en ella, desde luego, pero si ello implica trocearla y darle varios de los pedazos más jugosos a facciones separatistas radicales, siempre se han mostrado encantados de negociarlo, como si ello supusiera dar una patada en los hocicos al centro derecha, siempre favorable a la unidad nacional (o incluso derrotar a Franco, cuya tumba ahora profanan).

Ese centro derecha también ha sido colaborador, ojo, en parte por necesidad (la aritmética parlamentaria) y en parte por complejo de inferioridad ideológico. Pero este último emplasto judicial, que nadie lo dude, nos lo ha servido nuevamente el PSOE, pues no otra cosa son los llamados «jueces progresistas»: para los secuaces de Sánchez e Iceta (alias PanZ), la aplicación de todo el peso de la ley sería agitar un avispero ya revuelto y que según ellos sólo puede calmarse aplicando un poco más de diálogo, el bálsamo milagroso que tan eficaz ha sido a lo largo de la historia para aplacar toda suerte de extremismos. Así vamos, de diálogo en diálogo, de revuelta en revuelta, hasta que lleguen muertos, la secesión o el estancamiento en una insoportable parálisis nacional.

El problema lo tenemos bastante claro, y también sabemos que su origen está en los errores del pasado lejano y reciente, pero ya no cabe lamentarse, sino pensar en qué solución puede haber. La única que yo veo es suspender la autonomía catalana indefinidamente y recuperar las competencias clave cedidas durante estas décadas, iniciando un largo y penoso proceso de reintegración de Cataluña en el cuerpo social y sentimental español; pegar el jarrón y que se note lo menos posible la grieta. Los expertos en CCAA sabrán mejor lo que urge devolver al estado, pero dos competencias son imprescindibles: la ya citada de prisiones y la educación.

Por supuesto la resistencia a tales medidas será terrible, pero resulta crucial no olvidar esto: los separatistas siempre berrean más de lo que actúan, y cuando se aplica la ley con firmeza acaban doblegándose y replegándose como el lomo del manifestante violento se arquea ante el primer porrazo del policía. Será, además, un proceso muy lento: no cabe recentralizar toda la educación de una tacada, sino, en un proceso inverso al seguido desde la Transición, ir recuperándola tacita a tacita; por ejemplo, primero garantizando la enseñanza vehicular en español, luego modificar un porcentaje concreto del currículo, luego otro porcentaje, etc. Desde luego, ya hay una o dos generaciones irremisiblemente perdidas (que seguramente morirán amargadas), pero si dentro de 20 años todos los niños catalanes pueden estudiar en la lengua que decidan sus padres y no se les enseña que España es una potencia invasora, ya habremos avanzado mucho. Incluso podremos hacer el referéndum de los C***. Ojo, no olvidemos que este proceso no debe afectar sólo a Cataluña, sino a todas las regiones donde ha germinado el separatismo.

¿Y todo esto cómo se logra? Para empezar haría falta una mayoría absoluta parlamentaria (en una época donde eso ya no parece posible), formada por partidos que no alberguen dudas sobre la validez del proyecto de España (esa nación de apenas cinco siglos de antigüedad); vamos, que no sirven ni el PSOE ni ninguno de los situados a su izquierda (somos los inventores de la izquierda nacionalista). Quizá haya que reformar la Constitución, modificando ese ridículo Título Preliminas («autonomía de las nacionalidades», como si fuéramos Yugoslavia) que tantos problemas ha causado. Quienes hagan todo esto deben saber que se encontrarán la resistencia mencionada por justas y razonables que sean las reformas; quien no aguante la presión o crea que se pueden alcanzar consensos con los radicales no servirá para la tarea.

¿Es este complejísimo proceso algo que empezará pronto? Tiene toda la pinta de que no: de hecho, es muy probable que los dos próximos años de nuestra historia sirvan a título de inventario, con un PSOE gobernando en minoría y continuando su centenaria tradición pastelera. España, como el Real Madrid, es especialista en dejarse años perdidos por el camino, pero algún día ha de empezar el regreso hacia la normalidad y la sana convivencia entre todos los españoles.

La Quinta de Ø

https://youtu.be/CytCbj0_PVA», por lo que no le dio este pequeño gran gusto; siempre tan clarividente Cejotti. Tras media temporada no muy productiva en el Castilla, Ø empezó su peregrinar de cesiones, hasta explotar definitivamente este año en la Real.

La temporada que viene podría ser la de su triunfo en el Madrid, pero para ello hay un par de inconvenientes: Zi y Payo. Lisa y llanamente, Ø no tiene la menor prisa por volver a ponerse a sus órdenes, ¿y quién lo puede culpar? Lo cierto es que el francés nunca ha demostrado el menor afán por contar con él. Sin embargo, parece muy claro que el futuro del medio campo madridista pasa por sus botas, y a mí me gustaría verlo liderar una quinta internacional de jovenasos completada con Lunin, Hakimi, Vinicius, Loldrygo y Kubo. Frente a la ranciedad de los chiquillos fichados en Carabanchel, una cantera más cool y global que desaloje a la vieja guardia de los Ramos, McCelo y cia, igual que la Quinta original tuvo que ser desplazada por nuevos cracks para que el Madrid iniciara su Segunda Era Dorada. Claro que para que esto se produzca quizá haya que decir adiós a la leyenda Zipayo y poner en su lugar a entrenadores como Erik ten Hag (otro calvo, transición blanda) o Julian Nagelsmann, alias el alemán de 30 años™. ¿Será capaz Flópor de dar tan delicado paso? Ahora mismo resulta muy dudoso, pero veremos…

P.D. La pronunciación correcta del nombre. ¡¡Detalle fundamental!!