https://youtu.be/vbfuW2KBMc8
Voy a escribir algo que probablemente no hayáis visto en ninguna otra parte: Doncic es muy bueno. Quiero decir, no se le da del todo mal el tema este del baloncesto, e incluso es probable que se pueda ganar la vida con ello. Cuando tenía 13 años, el Madrid lo rescató de Eslovenia, donde jugaba descalzo en las calles entre jeringuillas con SIDA y bombas sin explotar. ¡¡Es nuestro, nuestro niño!! Sin embargo, esos gringos bastardos se lo quieren llevar a la Liga de negratas drogatas, a diferencia de lo que hacemos nosotros en fútbol, que dejamos a los jugadores ser felices en sus países de origen.
Luka cumple 18 años el 28 de este mes, y las ofertas formales llegarán más pronto que tarde, pero hay vías para convencerlo para que se quede. Por ejemplo, meterle miedo y decirle que esos negros son muy grandes y que le van a hacer pupa, cosa que al fin y al cabo es verdad. ¿Por qué irse a jugar entre mostrencos ultramusculados y ferozmente competitivos cuando aún estás en tu fase formativa? ¿Quién le garantiza la integridad de su ano? También le podemos proponer un reto: ganar la Décima y la Undécima con el Mandril, para pillar a los del fúrbol. ¿Es que piensa irse de aquí sin ganar al menos un par de Copas Duropa? Y por supuesto, también tendremos que hacerle un Jerry Maguire, es decir «show him the money«, si hace falta gritando por el teléfono como en la peli.
La cosa es que se tiene que quedar (¡cueste lo que cueste!) al menos tres temporadas más. Luego ya podremos decirle «bueno, tú vete si quieres, pero mira que…», con tono maternal y mirada de reproche. También es importante aprovechar este momento en que es tan jovencito que los rivales aún le tienen simpatía, e incluso lo aplauden en las canchas rivales, como ayer. Ciertamente, dentro de un año será sólo «un hijoputa madridista más», los culerdos le harán flopping y todo eso, pero cuando se quieran dar cuenta tendremos a una nueva leyenda blanca y un palmarés todavía más abrumador.
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