PARA SIEMPRE

Parece un sueño, pero no lo es: El Real Madrid es Campeón de Europa. Estamos ya en el día siguiente, que ha amanecido precioso y primaveral, y todo el universo rezuma armonía y serenidad. Así debían sentirse en Star Wars al día siguiente de tirar al puto emperador por el bujero ese. Hemos bebido del Grial, y todo lo que decían de él era cierto: se ha llevado nuestras penas, nuestros pecados y quizá incluso nos ha quitado un año que otro. En suma, nos ha regenerado. La verdad es que, desde el domingo pasado, tras la gran pena de Milán, todo parecía mucho más difícil, y el transcurso del partido de Lisboa empezó a confirmar esas sensaciones. Decir que fue una final agónica no es sólo fidedigno, sino que seguramente se queda muy corto. Afortunadamente, yo ya estaba en un cierto estado de resignación desde el citado domingo y padecía muy poco, no como el bueno de Geodotto, que entró en shock después que recibiéramos el gol.

Llegados a los últimos diez minutos, ya todo se reducía mascar la amargura de la derrota e ir pensando cómo llevar los siguientes días de forma no muy penosa. Al menos terminaba ya el padecimiento. Y de repente, el gol; y vaya gol. ¿De dónde salió? De la nada, del caos en el que reposan tantas cosas, hasta que la conjunción precisa de fuerzas las convierten en algo tangible y significativo. Ramos, otra vez el puto Ramos, hizo con otro cabezazo soberbio lo más parecido a un milagro futbolístico. Fue el primer sorbo del Grial. A partir de ahí, todo fue un camino mucho más sencillo, transitado con miembros y espíritu ligeros, hasta llegar a la remontada, al gran subidón de la Gloria. Y aunque es cierto que desde el empate ya íbamos un poco a favor de corriente, no se puede obviar la jugada de Di María, su tremenda dificultad y el extraordinario golpeo, suficiente para superar a un magnífico arquero como Courtois y dejar el remate franco a  Bale. Tanto el argentino como Marcelo, con todos sus defectos, eran dos jugadores que nos venían extraordinariamente bien en una prórroga, donde lo que se necesita es precisamente  frescura y atrevimiento.

Quizá una de las cosas que más enganchan del deporte es que a veces nos da cosas que parecen concebidas por un guionista. Al principio del partido todos habríamos firmado un 3-0, un 4-0, marcando en los primeros minutos, pero creo que ahora nadie querría que las cosas se hubieran desviado un ápice de cómo ocurrieron: el gol encajado, la agonía, el golpe milagroso in extremis, la goleada final (¡4-1!), y hasta los apretones de manos entre Ánsar y Flóper, que por supuesto han soliviantado a toda la Antiespaña (sigan ma-mando). Por cierto que el «guionista» del partido debía ser florentinista: los dos goles fueron hechos por fichajes suyos, ambos difíciles y bellos, en una narrativa muy parecida a la de la Novena. Se debió quedar a gusto el hombre, tras estrellarse tantas veces durante estos años. Incluso se le ha quedado a huevo la cosa para dar salida a Casillas, que evidenció su decadencia de la forma más estrepitosa. En cuanto al Paleti, ¿pena por ellos? Quizá la sienta algún día, cuando el 70% de los productos que venden en sus chiringuitos no exalten el odio antimadridista. Nuestros jugadores les hicieron un pasillo, en un gesto que quedó bonito, y ésa es toda la deferencia que debemos tener con ellos.

Cuando llegó el final, la entrega de la bellísima Copa, la fiesta, el alivio y la euforia, trataba de descifrar lo que sentía, y solamente se me ocurría una palabra: Gracias. Pero no gracias al equipo ni al club, como podría pensarse; lo digo ahora, cuando es más complicado: creo que la gestión del equipo ha sido deficiente, y que los errores cometidos nos pusieron al mismísimo borde de perder una Copa que nos pertenecía casi por derecho. No, mis Gracias iban dirigidas a la gente que me ha acompañado aquí durante estos años y, sobre todo, a la vida. Gracias por estar vivos, por sufrir, por sentir, por vibrar y por ser felices. Todo eso es lo que experimentmos ayer, concentrado en tres horas que ya jamás se nos olvidarán. Pasarán los años y las décadas, seremos padres y abuelos, y quizá nos hartemos totalmente del fútbol, pero nunca olvidaremos la noche de la puta Décima.

¿Y ahora? No importa tanto, supongo. El Madrid ha recordado a todos que es la entidad deportiva más grande que jamás ha existido, un mensaje que ahora se propaga con la increíble rapidez y multiplicidad de las redes informáticas: no hay un solo rincón del planeta al que llegue una radioseñal o un cable de cobre donde no se tengan ya extensas noticias e imágenes de La Décima. Es simplemente el momento de manejar tan extraordinario legado, una labor que pasa, en mi visión utópica, por romper con la UEFA y con la FIFA, porque somos mucho, mucho más grandes que ellos. En manos de Florentino está llevar la Leyenda Blanca a cotas nunca vistas o simplemente dejarla como un hermoso recuerdo. Los que ya nos consideramos «old school» nos conformaríamos con eso: tan bello es lo logrado y vivido que rememorarlo siempre nos provocará la calidez de lo bueno y familiar. En cuanto a Fans, seguirá, porque es de los fansistas y no tengo por qué quitárselo, pero de una forma mucho más relajada. Ya hablaremos de eso.

En fin, disfrutad, celebrad y recordad. Como dijo Filípides al llegar de su extenuante carrera desde la ciudad de Marathon: «Vενικήκαμεν». Vencimos.

• • • • •

– Real Madrid: 4 (Ramos, Bale, Marcelo y CR (pen.))
– Paleti: 1 (Godín)

Incidencias: La Décima.

real

REAL MADRID CLUB DE FÚTBOL

DECACAMPEÓN DE EUROPA

1956-1957-1958-1959-1960-1966-1998-2000-2002-2014

(Videoresumen)

• • • • •

Salid y ganadla

final four

Jugar una final europea es algo que, por desgracia, se ha vuelto no tan habitual en el Real Madrid. De hecho, en los últimos 12 años, entre fútbol y basket sólo hemos jugado una, la de la Euroliga disputada la temporada pasada en Londres (obviamente no estoy contando títulos menores, como la ULEB y similares). Por eso hoy es un día absolutamente especial, en el que debemos rematar el gran trabajo efectuado a lo largo de toda el curso. Ya lo hemos hecho casi todo, con una Euroliga impecable y unas semifinales gloriosas, e incluso tuvimos la suerte de que nos quitaran de enmedio al rival más difícil para la final. Ya sólo falta el último pasito, que es hacer un gran partido hoy y ser, por fin, campeones. Tan fácil y a la vez tan difícil.

Algunos pensará que una Copa de Europa de basket no es para tanto, pero se equivocan: el baloncesto no es un deporte cualquiera, un balonmano, un hockey o un waterpolo de la vida. Se trata de un deporte de repercusión internacional, practicadísimo en todas partes (¿qué patio de colegio del mundo no tiene una canasta?), y además espectacular y precioso de ver. Tener un equipo con el historial del Real es algo muy gordo, y en los últimos 30 años el club no ha sabido cuidar ese patrimonio ni cultivar el basket, eso es así y así hay que reprochárselo. Cierto que entre todos la mataron y ella sola se murió (al vender los derechos de la ACB al Plus en el cénit de popularidad de Liga, haciendo imposible tener equipos rentables), pero se ha maltratado a la sección. No es de recibo que un presidente diga que «hacer un pabellón cuesta 10.000 millones de pesetas» cuando se ha gastado el dinero del fútbol en verdaderas frivolidades. Y por todo eso, este partido y este título es importantísimo.

Una Copa para enlazar con nuestro mejor pasado, con un Madrid que no esperaba a que las instituciones arreglaran las cosas, sino que se convertía en institución, creaba campeonatos, alcanzaba las mayores cotas de excelencia. Ser hoy campeones de Europa es darle la mano a Emiliano, Luyk, Ferrándiz, Cabrera Lolo, Brabender, Corbalán, Martín, Sabonis… No sé si lograremos volver a empalmar títulos, ganar la Décima y la Undécima, pero qué bonito sería recuperar nuestra tradición, ser lo que siempre fuimos. Tampoco sé si podremos rescatar el basket europeo de los incompetentes que lo llevan ahora, con esos inadmisibles partidos por el tercer y cuarto puesto, o los 250 euros por ver una una Final Four, pero valdría la pena intentarlo. Porque aunque parezca que todo acaba en la NBA, no son pocos quienes piensan que el basket europeo es más táctico, puro y bonito. Y una vez más apunto el camino: poniendo en marcha canales de televisión específicos de basket y en abierto, este deporte es oro puro.

El Maccabi es un buen equipo, sí, y un clásico. Están llenos de corazón, Blatt es un zorro y han logrado dos remontadas increíbles para llegar a esta final. Además, tendrán clara superioridad en las gradas. Pero el Madrid simplemente es mejor, y en cuanto a corazón, tenemos el mismo o más. Hoy el Chacho, Rudi, Sergio, Marcus, Jaycee, Giannis, Salah, Tremell… saldrán ahí y nos traerán nuestra Copa. Vamos chicos, haced lo que sabéis y alcanzad la Gloria.

Copa de Europa, Final. Real Madrid-Maccabi de Tel Aviv. 20:00 (Streaming).

HUMILLACIÓN EN EL PABELLÓN

Confiábamos en los chicos y no fallaron: salieron, jugaron y se follaron sin misericordia a ese Far$a que llegaba «en el mejor momento de la temporada» (¡¡si llegan a venir en el peor…!!). ¿Qué se puede decir de lo de ayer, que hicimos un partido perfecto? Ni siquiera hizo falta: de hecho, nos permitimos un arranque bastante regular, pero sólo necesitamos enfriar la cabeza y empezar a hacer nuestro juego para llegar empatados a 20 al final del primer cuarto. De ahí en adelante la balanza se fue inclinando inexorablemente a nuestro favor, hasta llegar a la masacre del tercer cuarto y el porno del último, que sólo sirvió para que disfrutáramos como gorrinos y los culerdos abandonaran el recinto en masa, humillados como nunca. Una maravillosa escena que nos recordó épocas doradas.

Este Madrid 2014 es ante todo un equipo ante todo equilibrado, que además se enfrentó a un rival incapaz de explotar sus posibles defectos, y con demasiados bultos sospechosos. Baste decir que el mejor de los suyos fue un Tomic totalmente superado psicológicamente y que se tomaba 20 segundos para tirar cada libre (con un porcentaje calamitoso). Pero al menos el croata («¿cómo se llama?», preguntó Djordevic, no sé si inocentemente) hizo daño en el poste, mucho más de lo que pueden decir un Navarro patético, un Papanicolau fuera de sí -cometiendo antideportivas ridículas y pateando la publicidad-, un Lorbek de vacaciones o un Nachbar que parecía haberse metido dos lonchas. ¿Qué jugadores valdrían para la rotación actual del Mandril? Oleson, Abrines, quizá Huertas, muy poco más.

Lo único que no me gusta de este Madrid es la falta de colmillo retorcido, que se vio justo al final: con dos minutos largos para meter el punto 100, que haría un daño psicológico permanente al Far$alona y era el justo premio para todos los madridistas desplazados, los nuestros empezaron a hacer jugaditas desganadas, perdiendo la pelota de forma absurda. No es algo nuevo esta temporada, y supone un grave defecto en un equipo de máximo nivel: ese hambre te da un plus competitivo, algo que necesitaremos por ejemplo el domingo. En todo caso, disfrutad del vídeo con las mejores jugadas, que no es más largo porque le Euroliga controla con puño de hierro que no se difundan resúmenes de más 90 segundos, una política tan ridícula que no sé ni cómo calificar (bueno, ya se entretendrá la gente viendo vídeos de la NBA, ¿no?).

Ya sólo queda ganar al Maccabi, después del increíble regalito nos hizo Kriapa en la primera semi, una cagada que se recordará durante mucho tiempo. No engaño a nadie si digo que los israelís son un rival mucho más asequible que el CSKA. Si bien el nivel del Madrid es en la actualidad notablemente superior, ellos tienen una cierta cualidad «underdog» que los lleva a no morir hasta el último segundo del partido, a menos que se les metan ventajas muy amplias. Sólo así pudieron cargarse a Milán y CSKA en dos increíbles remontadas. Así pues, la estrategia está clara: buscar un tanteo alto y llegar al último cuarto con la mayor diferencia posible, para desactivar los intentos de reacción. Estoy muy confiante, como lo están Daniel y Cambridge, representantes del fansismo en Milán, que pese a empezar el día algo cagados lo terminaron con una gran sonrisa. ¡¡Hala Mandril!!

Indios y culés, la misma mierda es

En un ratito tenemos el partido que cierra nuestra temporada, contra el Español, y en el cual nuestros aficionados más maricones (que son legión) tienen miedito de que se nos lesione algún jugador. No seais putas, coño, que no va a pasar nada, y si Cris quiere su bota de oro, que la gane. Algo más tarde veremos la lucha entre la sarna y la lepra, es decir entre los costrosos del Manzanares y los indepes apestosos catalufos. Sinceramente, si Putin ha pensado en tirar una bomba atómica sobre algún país de la UE, ahora es el momento ideal para hacerlo, concretamente sobre Barsalona. Creo que nuestra mejor actitud para este partido es descojonarnos del que pierda, al cual se le va a quedar una cara de gilipollas importante.

Dejando eso claro, mejor que ganen los mugrientos, pues al fin y al cabo esta temporada se han dejado los cuernos (algo que les sobra) y no sería injusto que ganaran una liguita, mientras que una Far$a en plena implosión y con una gestión que debería estudiarse en Harvard por lo calamitosa, obtendría injustísimo premio llevándose un campeonato nacional más. Incluso han recuperdo a Neymar de su permiso mundialista (¡¡qué jugador más sinvergüenza, qué desahogado!!) y han cerrado la sideral subida retroactiva de sueldo a Mensi precisamente ayer, con la esperanza de llevarse el título in extremis. Sería bello, pues, que fracasaran, y si incluso alguna de las dos estrellitas se jode y se pierde el Mundial estaríamos riéndonos hasta la próxima glaciación. Por cierto, hoy no en entregará la Copa porque el señorito Villar anda de viaje y no puede cederle el honor a nadie; son caciques, lo saben y se lo permitimos. Pero en fin, como digo lo que cuenta hoy para los madrilistas es echarse una risas, ocupados como estamos en metas mucho mayores.

Vamos a lograr la puta gloria

milán
¿Problem?

Realmente, para un mandrilista todo empieza y termina en las Copas de Europa. Resulta realmente enternecedor ver a los quinquis sevillanos emocionarse por ganar el jarrón ese llamado Copa de la UEFA como si fuera una especie de hito histórico. Nosotros tenemos un par, y solemos usarlos para cagar dentro, de cenicero o de escupidera. Las Ligas apenas nos sirven para calmar el mono de títulos un ratillo, y las Copas del Rey directamente las tiramos debajo del autobús. Esto vale igual para el fútbol y para el basket, porque hubo un tiempo en que los muchachos de la canasta alcanzaban la máxima gloria europea de forma rutinaria. Liderados en el banquillo por Ferrándiz o por Lolo, bajo la sabia batuta de Saporta, nos mébamos a italianos, rusos, yugoslavos y quien se pusiera por delante para recordarle al mundo cuál era la institución deportiva más poderosa e impoluta del puto planeta.

Lamentablemente todo eso cambió. Hemos conocido la decadencia, sí. Nos hemos tenido que conformar con Recopas de Europa, con Copas ULEB; con triples en el último segundo de Homeless Herrero para ganar una liguita. Pero hoy el Mandril se planta en Milán para decir que ya basta. Que quizá el club, el deporte y Europa ya no sean lo que eran, pero que vamos a restablecer EL ORDEN, bien sea para iniciar una nueva dinastía jloriosa o para dar un último e inolvidable fogonazo. Vamos a ganar esta Copauropa, o Euroliga, no porque lo diga yo, sino porque somos el mejor equipo del contienente, y eso lo sabe cualquiera que sepa distinguir una pelota de baloncesto del papo de la Colino. Tenemos juego, tenemos hambre y ya nos hemos cepillado a todos los demás finalistas esta temporada. No necesitamos más.

Reunidos con nosotros en la capital de la Lombardía están los tres que van a sucumbir al poder blanco. A saber:

Fútbol Club Far$alona. El club más tramposo y detestable de la historia del deporte mundial, en definición de Hughes. Los vamos a machacar simplemente por el asco que dan.
Maccabi de Levantar: Grande europeo (o algo así) en horas bajas. Se cargaron al Milán con mucha chorra y están de comparsas. Pero les damos las gracias, porque jugar la final contra el anfitrión, que es además era igual o mejor equipo, no era plato de gusto.
CSKA Moskova: Gallitos del continente con mucha pasta para gastar, entrenados por el estratega Messina. Pero nos los vamos a cargar porque es justo, necesario y somos mejores.

uroliga
Quitad la zarpa de nuestra Copa, bastardos.

Para la semi de hoy contra los farsantes, os podéis olvidar de lo que pasó el sábado pasado, que no era más que una ópera bufa. Todo el mundo tenía en mente este partido, que es donde nos jugamos las lentejas, los garbanzos o vuesta legumbre preferidas. No hay mucho que analizar: somos mejores y les ganaríamos 9 partidos de 10. Hoy no va a ser ese uno que perderíamos. Los chicos ya fallaron una final el año pasado, pero este año destrozaron a sus verdugos, el Olympiakós; hemos matado a todos los fantasmas. Hoy los culerdos nos comerán los cojones por abajo, y el verdadero reto llegará el domingo contra el CSKA, pero también pasaremos la prueba.

La plantilla está bien, aunque finalmente Draper no ha llegado. No importa, sólo debemos sustituírloen  estos dos partidos, y nos sobran recursos y cojones para ello. Los Chacho, Llull, Rudy, Miro, Slaughter, Felipe… sólo tienen jugar a su nivel y seremos campeones, con una seguridad del 100%. No me dan miedo los rivales ni los siempre socorridos arbitrajes (la excusa perfecta para los agonías y los mediocres), porque este año, por una vez, lo hemos hecho casi todo bien. La primera semi es a las seis, así que empezaremos el partido sabiendo quién nos espera el domingo en la final. Nosotros empezamos a las nueve, en canal de pago porque al basket le sobra audiencia, pero nos apañaremos. No pido que asistáis en vivo como Daniel y Cambridge, pero el fansista que no lo vea que no se moleste en volver por aquí, o que se tape mucho, porque será objeto de mi ira. Todo está ya listo. Traed la Copa, chicos.

Final Four, semifinal: Real Madrid-Mierdalona. 21:00 (Streaming).


Hay que poner a Adidas en la frontera

camiseta centenario
Eran otros tiempos.

Por Geodotto Doppo

Adidas lleva tiempo afrentando la gloriosa historia madrilista con canisetas dignas de un club de barrio de Alcorcón. Su relación con el club comenzó en la temporada 98-99 cuando, después de algunos años, logramos echar a Kelme. Adidas desembarcó en el club con la promesa de poner las camisetas a la altura que el equipo se merecía (habíamos ganado ya la Séptima y teníamos tirón). Los alemanes tenían un reto igual de difícil que quitar caramelos a niños de dos años: con un mínimo esfuerzo, se mejoraría lo que ya había. Sin embargo, año tras año han encadenado camisetas mediocres que no han sido más que un diseño genérico, utilizando el mismo patrón y la misma línea que se venían siguiendo con otros clubes. Un refrito. La diferenciación ha venido dada únicamente por los colores del club, y de vez en cuando ha sido inexistente en las segundas o terceras equipaciones.

Que a un equipo como el Real Madrid se le esté dando el mismo tratamiento en el diseño de sus camisetas que al Osasuna (equipo al que también viste Adidas) es para clavar las cabezas cortadas y cubiertas de brea de los que negociaron el contrato en la puerta cero del Bernabéu. El Madrid merece un trato preferente, aparte del puramente monetario. Los diseños deberían ser exclusivos e intransferibles a otros equipos. Además, la estética debería dar un salto de calidad. Se dice que sobre gustos no hay nada escrito, pero hay diseños que son desagradables para una gran mayoría de la gente, que simplemente son feos.

Por ejemplo, el segundo uniforme de este año, de color azul, parece una copia defectuosa hecha en la fábrica más trucha de Bangladesh. En este caso, no es tanto el diseño como el material y el color elegidos. El sudor se marca dejando unas hermosas manchas oscuras cuando los jugadores tienen la decencia de esforzarse un poco y correr (aunque afortunadamente para la marca, es un hecho que no ocurre con mucha frecuencia). Por otro lado, esta segunda equipación recuerda demasiado al uniforme del Chelsea, otro caso de diseño refrito.

Sólo recuerdo una excepción en esta cadena de despropósitos. Se produjo en la temporada del centenario, donde el Madrid lució una equipación sencilla, sin publicidad y sin las omnipresentes líneas de la marca alemana a lo largo de las mangas. Con ese diseño, Adidas hizo su mejor trabajo y fue la última equipación que he comprado (tengo otras más recientes, pero han sido regalos). También mencionaría como positiva la experimentación en el color de la tercera equipación. Seguramente hace algunos años alguien del club apretó las tuercas de los diseñadores para que innovaran algo (desconozco si esto mismo se ha producido en otros clubes como el Chelsea). El resultado es un color cambiante cada año en el tercer uniforme (y en los de entrenamiento) y un uso más frecuente del mismo, relegando el segundo. Mi intuición es que este movimiento reporta beneficios para la marca y el club, ya que los fans tienen una excusa para comprar cada año la tercera equipación. Siendo una jugada puramente comercial, a mi juicio fue acertada, y nos ha permitido ver al Madrid con colores impensables hace siete u ocho años, como el rojo o el verde oscuro.

tipo
¿Pur qué?

Pero esos aislados aciertos no pueden ni deben enmascarar los horrores con la que nos obsequian los diseñadores germanos cada fin de temporada. Un elemento sobre el que casi no leo ni escucho quejas es la tipografía de los dorsales. A diferencia de la liga inglesa, en España no se obliga a los equipos a seguir una tipografía homogénea en los dorsales. Esta libertad ha propiciado una orgía decadente de diseños a cuál más estrambótico: Durante un par de años sufrimos la tipografía «stencil» estilo «Equipo A». Una lástima que coincidiera con la camiseta del centenario. Luego fuimos pasando por distintos tipos de aberraciones (con excepción de la 2009-2010, la tipografía más sobria y legible en la historia reciente del club) hasta llegar a la atrocidad de este año. Intuyo que, en un intento por conectar con el sector más joven de la afición, los diseñadores han querido usar una fuente más desenfadada y menos rígida. Pero ¿por qué hacerlo bien?, al fin y al cabo, van a ser las camisetas más vendidas del mundo. Se ha usado una malísima copia de la conocida fuente «Comic Sans», con diferencia la más odiada en el Universo, por encima de «Times New Roman». El resultado es un auténtico despropósito estético que pone en ridículo a Adidas y al club.

Mención especial también merece el «escudo» que se diseño para la conmemoración del aniversario del Bernabéu. Un acrónimo superpuesto que resulta ilegible y que no vale ni como tatuaje para una choni de Móstoles. Lo tuvimos que soportar una temporada en la camiseta y después parece que pasó a mejor vida, afortunadamente. Hablando de escudos, durante los años de dictadura de Adidas hemos pasado de los bordados a los estampados (¡en camisetas que cuestan más de 70 €!), aderezados  por líneas «decorativas» que más que decorar, ensucian, los cuellos skijama… hasta llegar a la última creación. Según se ha filtrado, el «tercer color» que tanto juego ha dado en los últimos años, la próxima temporada será el rosa. De confirmarse, sería el enésimo agravio, imponiendo un look poligonero en un club que debería ser la referencia mundial.

¿Hasta cuándo hay que soportar esta ignominia? No me puedo creer que una multinacional del deporte, una marca clásica donde las haya, no disponga de diseñadores mejores, como tampoco me cabe en la cabeza que en el club no haya personas con más de dos dedos de frente que den importancia a estos detalles. Viendo que todo esto tiene muy pocos visos de cambiar, pienso se debe poner a Adidas en la frontera, cambiándola por otra marca o directamente creando una marca propia. Puede parecer un paso muy arriesgado y difícil, pero entre lo actual y Kelme deber haber alguna alternativa mejor. Lo que no puede ser es que el Madrid se pasee por Europa como si fuera la «Jenny» en un botellón.

El centro del campo no es tan importante (en serio)

alonso

Dijo ayer Stojkovic algo muy bien traído: que tras obtener el pase a la final de Lisboa, casi se había oído más «pobre Alonso, que se piede la final» que «vaya cojonazos tenemos, que hemos pasao». Es algo casi normal en este club tan ridículamente personalista, pero no por ello menos irritante. Y además la baja del vasco no va a ser un factor tan determinante: para empezar, tener a diez jugadores de tu mejor once disponibles para una final es un balance excelente, y algo no precisamente frecuente. Por otro lado, a veces parece que Alonso fuera Redondo con 27 años, y no, es Alonso con 32: el jugador que lo mismo deleita llevando la manija del juego con mano maestra que desespera con un culo que parece pesar tonelada y media. Y si bien las individualidades son determinantes en cualquier partido, y más en una final, el papel del 14 no es tan especializado y singular como para no poder suplirlo adecuadamente con otro futbolista. Dicho de otra forma, en un encuentro así los únicos insustituibles son los que pueden romper el partido con una jugada, normalmente hombres de arriba. Para suplir a los ocho o nueve de atrás, cualquier entrenador digno del nombre debe ser capaz de apañarse.

Así, pienso que la clave del partido no estará desde luego en un puesto concreto del centro del campo, sino en la actuación conjunta de toda esa línea, y en realidad de todo el equipo. Hablo de los apoyos, la presión, los desmarques… Desde luego sin Alonso se pierde algo en la distribución del balón, pero entre Modric y Di María deberían salir adecuadamente del paso. Para lo demás, solidaridad, trabajo y esfuerzo extra para un día tan singular. Incluso si juega Illarrita el etarrita, por cagado que esté, puede dar el pego, ya que tampoco necesita hacer el partido del siglo ni meter dos goles. Dicho esto, mi hombre sería Casemiro, por poseer técnica, buen físico y carácter. Además, ha jugado los suficientes minutos para encontrarse en buena forma. A quien nunca pondría es a Isco, ni a ningún otro de bajas prestaciones físicas. Tampoco a Khedira, cuya participación sería casi suicida por una simple cuestión de sensaciones y ritmo; no en vano lleva seis meses sin competir al máximo nivel.

Por todo lo expuesto, ni siquiera sería descabellada la opción de completar el centro del campo con Ramos o Pepe. Ambos han jugado ahí algunas ocasiones rindiendo adecuadamente, y además, alejados del área, reducirían el riesgo de cometer errores fatales, a los que son tan propensos. Su puesto en la defensa central podría ser ocupado por Nacho o por Varane, siempre que esté en condiciones físicas. En fin, no voy a ponerme a especular sobre a quién alineará finalmente Ancelotti, porque ha demostrado ser un técnico lo suficientemente imprevisible; en lo que sí insisto es en que la final muy probablemente se decidirá por el trabajo colectivo y por cuestiones de calidad, siendo crucial convertir las ocasiones de gol que se generen. Olvidémonos ya de Alonso, y consideremos si el equipo será capaz dar estas prestaciones el día 24.