En la película argentina «Custodio de señoras», el protagonista, un reportero de tercera, entraba alborozado en la redacción gritando: «¡Tengo la foto del año! ¡Menotti fumando!» Algo así es la «polémica» manufacturada alrededor de Vinicius Jr.: «¡Un brasilero bailando!» Lo nunca visto, vaya.
Pero el Madrid lleva cinco de cinco, algo que no ocurría desde hace luengos años, y hay que introducir un «factor corrector» para darle emoción a la Liga. Ocasión que ni pintada para ello es el derbi en el Guarra Metoporelano, donde nos espera el cálido recibimiento que cabe esperar de esa afición (una de las cinco o seis «mejores de España» que existen) trufada de acomplejados, paletos, gitanos y hasta homicidas.
El sistema, que es muy listo y nos tiene con mascarilla en el metro y el bus, posee varias herramientas para realizar dicha corrección; en la noche de hoy serán los tacos del rival y el pito del hálbitro, ambos usados muy liberalmente. Como Vizinius ha «provocado», pues se le puede entrar a la altura de la rodilla, y si hay alguna jugada polémica, muy probablemnte caiga en nuestra contra por «las cosas del fúrbol». Podremos verlo en primer plano y cámara lenta, porque en la Liga española el VAR ha servido principalmente para poner a prueba el cinismo de los árbitros mejor integrados en el «sindicato» de la LFP (vease p.e. Sevilla el año pasado).
Ante esto, el Madrid puede oponer sus armas clásicas: nobleza, tesón y, por qué no, pintusina (a diferencia de los demás equipos, que van con Gatorade). Además, tenemos un factor novedoso, que es la negritud ansoniana; ante la violencia arlética, robustez africana inconmovible y polluda. Fundamental la titularidad de Chochomeni y sobre todo Rudiger, para que ande cerca en caso de que se produzca alguna viril discusión que requiera arrancarle la cabeza a un colchonero o dos. Por lo demás, el equipo va solo, y sin los citados factores de distorsión les daríamos un meneo curioso. Pero tal como están las cosas, un objetivo primordial para hoy es que no nos desgracien a nadie, en espera de la madre de todos los robos: el Clásico.