Los ciudadanos razonables de Madrid nos alegramos mucho de habernos librado de ese especie de Eurovisión deportiva llamada Juegos Olímpicos, dando así esquinazo a un larguísimo periodo de despilfarro brutal, subida de precios y ñoñería infinita (como estar en Navidad pero durante ocho años) para que unos señores vengan a practicar una serie de deportes -el 75% minoritarios- durante dos semanas. Por supuesto, los acostumbrados a chupar del bote y a figurar están afligidímos, sobre todo el alcalde de la capital, Sr. Gallardín, que la ciudadanía sufre dolientemente.