En Valdebebas

Sobre las cuatro de la tarde salimos en autobús desde el Bernabéu rumbo a Valdebebas. Mi cámara, que es una puta mierda, se volvió a estropear, así que no hay testimonio gráfico de la jornada.

La Ciudad Deportiva dista mucho de estar terminada. Todo se encuentra en obras aún, no hay ajardinado y se percibe una sensación general de provisionalidad. ¡Vamos, como en el mismo Bernabéu! Esperemos que, a diferencia de en nuestro estadio, aquí los trabajos terminen algún día, aunque no creo que ocurra antes de un año, siendo generosos. La parte a la que tiene acceso el aficionado es aún muy reducida, desde luego nada que ver con el «parque temático» con el que sueña Florentino.

Los campos de fútbol sí parecen estar terminados. Son muy numerosos y todos ellos parecen bien acondicionados y con el adecuado equipamiento. También hay varios edificios en apariencia concluidos, entre ellos los vestuarios de los jugadores. La figura dominante en la Ciudad son las torres de luz, cuatro en cada campo, que se encuentran repartidas por todo el complejo. El campo donde jugó el Castilla es pequeño pero coqueto, con su palco presidencial y todo. Eso sí, parece que los jugadores se quejan de la poca longitud del campo.

Lo gracioso de estos eventos, aparte del ambiente familiar, es que todo es como en un partido de verdad, pero en pequeñito. Así, la zona de prensa está pegada a la del público general, y puedes ver a los reporteros con su mesita y su «pepino», contando sus impresiones sobre el partido. Uno lo radiaba directamente a su móvil, tecnología punta. El choque contra el Lorca movilizó al sector más joven de la afición; la media de edad era de unos 60 años. Aficionados con muchos encuentros a sus espaldas.

El partido en sí fue malo de cojones: El Castilla nunca encontró su identidad, siendo totalmente incapaz tanto de hacer circular la pelota como de presionar, y dando siempre sensación de candidez e inexperiencia. Los hinchas del Lorca eran muy muy, ruidosos y tenían un «speaker» muy gracioso provisto de un altavoz. Le gritaba a Soldado: «¡Cuidao con este, este es un galáctico! ¡Metió un gol en la Champions de rebote!». Precisamente Soldado fue el jugador más decepcionante: No sólo se mostró muy poco incisivo en todo momento, sino que en los saques de falta cercanos a la portería rival… ¡se quedaba fuera del área! ¿Pero este tío no era un cabeceador nato? Oí por ahí que se estaba reservando para la Champions; qué pena. En fin, el partido fue decepcionante y perdimos 2-0. Yo no me llevaba a ninguno de estos al primer equipo a no ser que estuviera muy, muy necesitado. Normal que se hayan olvidado de lo de «Zidanes y Pavones».

Tras terminar el encuentro, se produjo la aparición estelar desde el palco de Florentino Pérez. Para los que albergaban alguna duda, se lo confirmo: Florentino existe. Pensé que un pez gordísimo como él tendría guardaespaldas, pero el tío se paseaba por entre el personal como si tal cosa, así que pude acercarme hasta un par de metros. El presidente demostró ser más popular que el payaso Fofó, y no dejó de hacerse fotos con todo el que se lo pidió, sobre todo con niños, y de firmar autógrafos. Especialmente curioso el caso de una chiquilla que, papel en mano, le preguntaba a su padre: «¿Cómo se llama?» «Florentino» «¿Y quién es?» «Ese». Total, que el autógrafo lo quería el padre pero mandaba a la niña. Anda que…

Andaban acompañando al presi Butragueño (bajito), y Sergio Ramos, con un bolsito («qué guapo es», decían unas niñas). También formaba parte del séquito el Sr. 13-M, García Ferreras, a quien Floren llama «Ferri». Lástima de fotos.

En fin, una jornada muy instructiva y una Ciudad que, si bien incompleta, cuenta con un futuro prometedor. Lo único preocupante es el equipo de fútbol. No le deja a uno muchas ganas de volver allí por el momento.

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3 comentarios sobre “En Valdebebas

  1. Y ahora qué sin Ronaldo?

    Casillas
    Diogo-Woodgate-Helguera-R.Carlos
    Beckham-Pablo García-Zidane
    Baptista-Raúl-Robinho

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