Hubo un tiempo ya lejano, en la edad de la inocencia, en el que muchos equipos españoles me eran simpáticos. Me gustaba que ganaran y me sabía mal cuando pasaban dificultades o descendían. Ahora no: quisiera que todos los equipos que no son el Madrid perdieran todas las semanas, incluso cuando juegan entre sí, y ya sólo me caen bien el Leganés y la Cultural y Deportiva Leonesa. Uno de estos equipos ex-simpáticos es el Betis, que algunos recordarán con cariño por el simpar Rafael Gordillo o por Alfonso Pérez, el exiliado. La afición del Betis no es tan asquerosa como la del Sevilla (la verdad es que eso es casi imposible), pero son unos perros desagradecidos, y merecen bajar 10 veces seguidas. Me explico:
Tras la fallida y calamitosa Ley del Deporte de los 90, que obligó a todos los clubes a convertirse en sociedades anónimas, muchos de ellos fueron adquiridos por ricachos locales, y en el caso del Betis el ricacho fue Manuel Ruiz de Lopera, que cuentan construyó su imperio vendiendo televisiones reparadas. Como buen cacique de provincias, Lopera metió al Betis en una espiral de gasto y paletismo seguramente nunca vista en la historia del club, haciendo en su momento el fichaje más caro de la historia del fútbol (!!!), nada menos que Denilson, y pagando pastizales absurdos a entrenadores ignotos que nunca llevaban al equipo arriba (mi favorito, Carlos Timoteo Griguol). También fue responsable de la reforma del Benito Villamarín, al que rebautizó con su propio nombre. Una reforma descrita así por él mismo: «Ze reían der campo y lo llamaban la caja derramientah. Bueno, pueh van a ver la caja derramientah que vamoh a hasé». Todo muy bien, hasta que se acabaron los duros y se quedó todo un fondo sin cerrar. Ofú, qué arte.
Pero ojo, que durante todo este tiempo los béticos parecían encantados, y montaban asambleas al estilo bolivariano en las cuales se aplaudían a rabiar todas las decisiones del líder. No obstante, cuando llegó la crisis y el jefe cayó en desgracia se decidió quitarle su nombre al estadio, como hicieron los desagradecidos del Rayo, mordiendo la mano que les había dado de comer. Pero dejando aparte esta ingratitud, el Betis, como casi todo el fútbol español, me parece una cosa desnaturalizada y roñosa, y me importa un pimiento su destino.
En cuanto a nuestro glorioso Mandril, tutto bene. Ni el entrenador sabe a qué jugamos, pero hacemos lo importante en el fúrbol, que es ganar (y ganar, y volver a ganar…). Puede que un mes de estos encontramos nuestra identidaz (si es antes de cuartos de la Shempions, mejor). Un deseo para hoy es que Bale haga un partidazo, ya que en cuanto afloja un poco los buitres se le echan encima, y eso es algo que me jode. Consigna: balones a Bale. En cualquier caso, jugamos contra un equipo que la semana pasada, contra Osasuna, acabó con cinco tíos tirados por los suelos debido a los calambres, y con una plantilla donde nuestro «ex» Juanfran seguramente sea lo más parecido a un jugador de Primera. En resumen: el colista, un auténtica ruina física, futbolística y económica. ¿Piedad? Eso es para los débiles. Ojalá les metamos 20.
La Polla Virtual estará abierta hasta las 16:00
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MILF del año 2013: Evangeline Lily
No voy a negar que me cae mal la Lilly, por su tendencia al jipismo zarrapastroso y por su pésimo gusto con los hombres, aunque sus elecciones nos recuerdan que las tías buenas también se van con perdedores. Sin embargo, no le negaré su condición de tía rejamona, que unida a la gran popularidad que le ha dado la segunda parte de «El Jóbit» le ha valido ganar esta edición del concurso MILF del año, con 110 votos. Este premio da derecho a disfrutar de una sesión de bukkake con todos los miembros de Fans del Madriz, que Evangeline puede reclamar en cualquier momento; sólo tiene que mandarme un correo para concertarla.
En un meritorio segundo lugar, Beatriz Rico, que se quedó a sólo ocho votos y fue la primera entre las españolas. Ni siquiera tener ya una cara algo curtidita frenó a los votantes, sin duda movidos por la nostalgia de tantas y tantas pajas a la salud de la simpar asturiana. Ha sido una especie de premio a «toda una carrera».
En tercer lugar, Lara Siscar, una de las diosas absolutas de los telediarios, que no ha podido tomar el relevo de su colega Raquel Martínez, pero que sigue teniendo un lugar especial en mi corazón y para mí es la ganadora moral, como España antiguamente en los Mundiales. Sin duda es la favorita de quienes aprecian la clase y la sutileza.
Por abajo quedaron Lucía Figar, a quien no le valió la erótica del poder, Eva Llarandi, cuyo morbo de perra sociata no fue suficiente para arrastrar a los votantes, y la pobre Anna Gunn, que se tendrá que conformar con la pila de Emmys que tiene guardados en su casa. De todos modos, que cada cual se la machaque con la que quiera, que pa eso están estos premios al fin y al cabo. Y recordad: ¡¡¡todas frutas!!!