…Ante todo, informarse bien.
Uno de nuestros comentaristas distinguidos continúa con la ardua tarea -rayana en el masoquismo- de diseccionar la visión del madridismo ofreida desde el Ministerio de la Verdad (Prisa).
Diego Torres: “Mourinho pide a Adebayor” http://tinyurl.com/3zbl7m3
Dudo mucho que Torres tenga ahora algún contacto dentro del club. Tal vez, Pardeza. O ni siquiera. El caso es que Torres perpetra un artículo rebosante de inquina, plagado de pullitas “en passant”. Dice que Mou “busca un delantero que le sirva de ariete, un tipo largo que pueda descolgarle balones de espalda a la portería contraria, y que le ahorre el tránsito por el medio campo cuando las situaciones del partido le inviten a practicar un fútbol menos elaborado” (las cursivas, por supuesto, son mías).
Pero a Pérez, según Dieguito, “le ilusionan otro tipo de jugadores”, como Agüero o Neymar; Adebayor “no respond[e] al ideal de jugador del Madrid”. Siempre, recordemos, según Dieguito Torres. Así que, según insinúa Torres, hay conflicto en el Madrid. Qué raro: yo, que soy un tipo ingenuo y honrado, y que leo El País como si memorizara el Credo, tenía entendido que quien mandaba en el club era Mou. Que el portugués ya estaba apartando a codazos a Pérez. Y ahora, dice Torres que Mou pide un jugador, y Pérez negocia por otros dos. Estoy desconcertado. Por lo demás, como digo, pellizquitos de monja: Mou quiere quitarle la capitanía a Casillas, el yerno que todas las madres culandras querrían para sus hijas, también culandras; el muchacho que es tan “Santo” (Manolo Lama) que hasta le perdonamos que juegue en el Madrid.
Coentrão -con virgulilla, Dieguito; cuidemos esos detalles si es que queremos seguir pareciendo multicultis y respetuosos-de-la-diversidad- “se ha desempeñado en varios puestos, algunos de ellos, como el de volante interior, desconocidos para el propio jugador, que ha hecho lo que ha podido”. Si con “volante interior” Dieguito se refiere a medio centro, sí, es una posición nueva para Coentrão: la única nueva para él. “Sus primeros días en el Madrid demuestran su generosidad en el esfuerzo pero no aclaran si puede ser otra cosa que lateral zurdo”. Lateral “izquierdo”, Dieguito; que una cosa es la posición y otra, la pierna dominante, aunque ambas coincidan. Hombre: Coentrão ha jugado de extremo derecho e izquierdo, creo; y bien podría hacerlo también de lateral derecho. Aunque, por principio, Dieguito Torres es escéptico con los jugadores del Madrid. Bien está.
La gira mundial del Madrid ha sido, dice Dieguito, “de inspiración comercial”. ¡Vaya! Yo creía que la inspiración del Madrid era humanitaria. ¿O acaso no somos una ONG? Lástima que “no reflejó en las gradas el impacto que se pretendía: el estadio no se llenó”. Y seguro que casi nadie vio el partido por televisión; los chinos aún no tienen esos electrodomésticos, según creo. Otro jarro de agua fría: estos partidos “no han permitido extraer conclusiones profundas en el plano deportivo, aparte de la neta superioridad madridista sobre sus débiles adversarios”. “Neta superioridad” sobre, por ejemplo, un “débil adversario” que goleó (4-1) al mejor-equipo-la-historia.
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…¡Ondarra al Louvre ya!
José María Izquierdo: “El ‘aznaourinho lupus’” http://tinyurl.com/3wx3ovo
Parece que el artículo es el primero de una serie semanal, titulada “Alebrijes”. Moudejuait sabrá, probablemente, qué significa esta palabra; yo la he buscado en el RAE. Dice:
alebrije.
1. m. Méx. Figura de barro pintada de colores vivos, que representa un animal imaginario.
Bueno: un bestiario, para entendernos. Lo ilustra un grotesco montaje -de un tal Tomás Ondarra- de dos figuras monstruosas, como dragones, con las caras de Aznar y Mourinho. Voy a limitarme a parafrasear a Izquierdo. Es decir: voy a exponer, resumiendo, lo que dice de Mou (y de Aznar; pero me centraré en Mou), si no con sus mismas palabras, con otras similares. Sólo intercalaré, entre corchetes, alguna apreciación, y me reservaré las valoraciones para el final.
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El “Aznaourinho Lupus” es un monstruo: una combinación de Aznar, Mou y lobo. No tiene sentido del humor [lo que, para Izquierdo, equivale a ser destemplado o grosero]; éste es el principal rasgo del monstruo. Es malaje y tosco, y se enorgullece de ello. Hace desplantes, resopla, rezonga y gruñe. Hace cortes de manga e higas. Su norma es sacarle los ojos a los individuos de otras razas [no queda claro si se alude aquí a las razas imaginarias -es decir, a las que no son «Aznaourinhos»- o a las del mundo real, lo que resultaría aún más siniestro]. En cualquier caso, el monstruo es criminalmente racista.
El monstruo ataca sigilosamente a los más débiles de los más débiles, como, por ejemplo, los corderitos lechales (o el Sporting de Gijón). Presumen de feroces, pero sólo atacan a los fuertes si éstos están debilitados. Cuando vencen y humillan a sus presas [lo de «humillar» no encaja con todas estas metáforas naturalistas], la devoran por orden de preeminencia, desde el corazón y las vísceras hasta los músculos de las piernas [¿una alusión futbolística?] y los huesos. Es asqueroso [de nuevo, una valoración incongruente si hablamos de animales, por imaginarios que sean], pero real.
Cuando el monstruo se enfrenta a un rival superior, intenta vencer, pero, si es derrotado, lo achaca a los árbitros. Los árbitros “sí que son depredadores, auténticas alimañas que nos buscan los desprevenidos ijares para asestarnos brutales mordeduras” [cita textual. Los árbitros son representados como monstruos aún más feroces, pero en sentido irónico. Así, indirectamente, la «demonización» del «Aznaourinho Lupus» no parece irónica, sino sólo hiperbólica]. El monstruo tiene visión nocturna; por eso, percibe cosas [jugadas polémicas] que a las especies inferiores pasan desapercibidas.
El monstruo no razona, aúlla. O gruñe. Su postura normal es agresiva, enseñando los dientes, con las orejas erectas y la espalda arqueada. Nunca se lo ve contento, aunque dicen que entonces mueve el rabo [como los perros]. El monstruo no admite la competencia de individuos argentinos que hablen bajo [Valdano]: los atacan mordiéndoles la yugular hasta que los aterrorizan y obligan a huir.
El monstruo, cuando se enfrenta a un rival superior, intenta vencerlo jugando sucio; pero, si pierde, se le hincha el hocico -ya de por sí más pronunciado que el de coyotes y chacales [alimañas]- y se venga atacando a un corderillo cojo que no pueda correr [débil y desvalido]. El monstruo es odiado por la literatura popular [es decir: «el pueblo» los odia]; especialmente, en la literatura infantil, de guarderías [los niños frente al monstruo].
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Bien. Jose María Izquierdo vuelve a emparejar a un político del PP con un miembro del Real Madrid: Arbeloa y Mou, con Mayor Oreja y Aznar. Izquierdo escribe en El País, periódico inequívocamente vinculado al PSOE, y adversario del PP. Por lo tanto, desde el punto de vista político, está escribiendo demagógicamente, a favor de la clientela. Y a esa clientela le señala: Arbeloa y Mou son como nuestros adversarios políticos. El Madrid es como el PP. Y ambos son perversos, moralmente detestables. Implícitamente, Izquierdo está diciendo: si ellos son detestables, nosotros somos virtuosos. ¿Y quiénes somos nosotros? Somos el PSOE… y el Barça.
El artículo tiene un tono humorístico, irónico; cualquier lector nota que el monstruo es una caricatura, una sátira. Pero, como ya he comentado, Izquierdo también describe como monstruos a los árbitros, insinuando que lo hace irónicamente: así, en una especie de re-contra-ironía, vuelve a los árbitros a la normalidad, y deja al “Aznaourinho” como el verdadero monstruo. Izquierdo está retratando a dos enemigos sin relación alguna entre ellos, a los que funde en uno, añadiendo de paso la figura del lobo: el enemigo ancestral del hombre, uno de los símbolos del Mal. Caricaturizar de ese modo al enemigo no es algo nuevo: este tipo de sátira floreció en la Edad de Oro de los totalitarismos.
El articulista acentúa, sectariamente, la separación política entre Aznar/Mayor Oreja y los lectores de El País; y añade, sobre esa dicotomía, a Arbeloa/Mou. Izquierdo está contribuyendo a crear un estado de opinión binario, en el que todo -hasta los equipos de fútbol- se ordena según una lógica ellos-nosotros, amigo-enemigo. Jose María Izquierdo es un guerracivilista.
La próxima semana, se anuncia la publicación de un artículo titulado “Zaparterdiola Lepidoptera”. “Lepidoptera” es “mariposa”. Supongo que Izquierdo compondrá un nuevo “monstruo” con Zapatero, Guardiola y una mariposa. Será, entonces, un “monstruo” inofensivo, simpático, bonito; tal vez, ridículo; pero no bestial e inhumano, ni mucho menos malvado. Pero permitirá a El País mantener su falsa e hipócrita equidistancia, su superioridad moral -”Hemos publicado una sátira de Aznar y Mou, y otra de Zapatero y Guardiola”.
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