¡Hola Marquistas! El Madrid y el Farsa, primeros clasificados de la Liga española (ni BBVA ni hostias) han acumulado hasta ahora 74 puntos, dejando al tercer equipo, el Violencia, a nada menos que 21 puntos, y el cuarto a XX. El año pasado el primero le sacó 9 puntos al segundo, 17 puntos al tercero y 27 al cuarto. Emoción hasta el final, vaya, y la cosa no tiene pinta de ir a cambiar en el próximo lustro. Los dos grandes aumentan sus ingresos exponencialmente, mientras que los otros van para abajo o directamente nunca fueron gran cosa. En el primer caso está el Valencia, al que iba a salvar Inversiones Dalport (Asia & Europa & América &…), con un capital social de 40 euros y 28 céntimos, que luego ha sobrevivido con un crédito más que cuestionable de la Comunidad y que este verano tendrá que vender jugadores sí o sí; en el segundo caso, el Sevilla, que sueña con ser alternativa de poder cuando el fichaje más caro de su historia ha sido… Negredo, por 14 millones de euros. El ingenio, el trabajo y los Monchis sólo dan de sí hasta cierto punto.
Y yo no quiero una Liga mierdosa. Porque es aburrido y porque nos perjudica. Devalúa el título y además nos debilita competitivamente. Nuestro Madrid sufre porque «compite» semana tras semana con equipos que, aunque militan en la misma división, no están de facto en la misma categoría. Cuando nos encontramos contra los punteros de otros países lo pasamos mal, y no necesariamente por ser peores, sino por carecer de la adecuada tensión competitiva. ¿Cómo es posible que un jugador que llega de la Premier como Lass Diarrá sea un titán durante los primeros meses principalmente gracias al ritmo físico adquirido allí? Hablé en una entrada anterior del peligro de que la Liga española se convierta en un trasunto de la escocesa, y el riesgo es cada vez más patente. ¿Pensáis que la Liga no puede perder su importancia? Hubo un tiempo en que la Copa era con diferencia el título más prestigioso del país, y ahora es un premio de consolación para equipos de segunda.
En lugar de sacar pecho y decir que las diferencias se producen «porque somos la hostia», es necesario tomar medidas ya. Y aquí el meollo está en el dinero. Obviamente no nos vamos a poner a repartir pasta, ni a renunciar a ninguno de los ingresos que generamos exclusivamente por nuestra imagen y proyección mundial. Pero sí hay que plantearse de inmediato el reparto de los ingresos generados por actividades compartidas: en román paladino, el dinero de las retransmisiones de la Liga. Sí, ya sé que somos la principal atracción, los que tienen más audiencia y bla bla bla, pero en definitiva este es un circo colectivo: sin los Valencia, Sporting, Racing de Santander, Deportivo o Mallorca no hay Liga que valga. Y mientras nosotros podamos gastarnos 100 millones cada año y un equipo medio de la tabla se gaste, con suerte, 15, la desigualdad jamás se reducirá. No digo yo que nosotros tengamos que ponernos un tope, pero firmando un contrato colectivo quizá un Mallorca pueda gastarse 30 millones en un verano sin que por eso se hunda su economía (¡siempre que esté bien gestionado, por supuesto!).
Toda esta gente quiere ver al Madrid.
Pero para plantearse esto esto hay que cambiar las reglas. Negociación colectiva, vale, pero siempre que se nos permita explotar al máximo nuestro potencial comercial. No puede, no debe ser, que los horarios del Real Madrid, el club más importante de la historia, los decida un oscuro ejecutivo de una empresa que odia cualquier cosa que tenga que ver con España (menos el Mundial, cuando les parecía rentable). Si hay que esperar a que se extinga el calamitoso contrato con Mediapro, se espera, aunque lo ideal sería renegociarlo, o que algún otro emporio les comprara los derechos, librándoles de la incertidumbre de si podrán rentabilizarlos. Lo que necesita el club desde ya es libertad absoluta para fijar sus horarios, obviamente con la vista puesta en el mercado asiático. Si los chinos quieren Real Madrid, vamos a darles Real Madrid. Imaginemos que pudiéramos ingresar un 15 o un 20% más por televisión. Entonces la idea de repartir con los demás clubes no parecería tan terrible, ¡incluso podríamos ganar más que ahora una vez realizado el reparto!
Sí, no me olvido de la vieja idea de segregarnos de la Liga e integrarnos en una Superliga europea, pero sinceramente dudo que Florentino vaya a planteárselo nunca en serio. Eso sería poner patas arriba y en la práctica destruir el actual orden futbolístico europeo, sin que nadie pudiera garantizar el resultado, y Floren es un hombre demasiado prudente para embarcarse en algo así. El futuro a corto plazo es evitar la Liga española se convierta en una especie de torneo de exhibición para los dos saurios de la competición, y cuyo campeón se decide en los dos superderbis anuales. El modelo de la Premier se basa en la negociación colectiva, y llevan tiempo siendo la Liga líder del mundo, por muchas pajas que se hagan los voceros de la Sexta. Reflexionemos sobre los motivos.