La última victoria del Paleti contra el Madrid fue en el año 99, una mera anécdota estadística dentro de su brutal dinámica perdedora de los últimos lustros. Desde entonces nos hemos enfrentado 19 veces, con el Madrid jugando bien, mal y regular, y lo más que han conseguido es raspar algún empatillo sudando sangre. Es de prever que esto siga así hasta el final de los tiempos, o por matizar, hasta que la familia Gil abandone el Atlético, acontecimientos que podrían perfectamente coincidir. Lo peor de los Gil con este club es que le han robado la identidad: cuando yo era un chavalín se trataba de un equipo que luchaba por todo, orgulloso, con buenas plantillas y una dignidad que le convertía en uno de los clásicos de la Liga. Ahora es un club berlanguiano.
De Gil padre podríamos decir mil cosas, alguna incluso buena, pero era el arquetipo de personaje que jamás debe poner sus manos en un club de fútbol: megalómano, caprichoso, dado al chanchullo y el tejemaneje… su desembarco en el Paleti fue una inyección de veneno puro en el corazón rojiblanco que lo mató desde dentro, haciendo poco relevantes sus espaciadísimos logros, como un par de Copas del Rey o el extremadamente cansino doblete. Antes de la conversión en SA hubo alguna esperanza para la institución, pero tras la adquisición de las acciones por parte de los Gil (sin dinero), comenzó un camino sin retorno. La puntilla fue la intervención judicial, provocada sin duda por la incomodidad política que generaba el patriarca, y que acabó mandándolos a Segunda. Desde entonces han sido un club aún menor, de categoría UEFA, y con su inferioridad ya totalmente interiorizada. Ahora básicamente se dedican a quejarse, a formar cracks para otros equipos y a odiar mucho al Madrid. El momento más bajo de su historia reciente fue cuando se dejaron vapular vilmente por el Farsa (0-6) con la esperanza de birlarnos una Liga, objetivo en el que por supuesto fracasaron. Así, el subnormal adiposo de Manolo Esteban es el paradigma del atlético contemporáneo.
La raíz de la podredumbre está clara: hay elementos en cualquier institución, ya sea una familia, una empresa o un hogar, que pueden pudrirla por dentro, pese a no provocar síntomas evidentes a primera vista, y que imposibilitan la vuelta a la salud hasta no ser extirpados. En el caso del Madrid son Baúl y Puti, y en el del Paleti Gil y Cerezo. Hasta que los dos primeros no se vayan del club, seremos incapaces de pasar una eliminatoria de Champions; y del mismo modo, hasta que el pelucas y cara corner no abandonen la tribu india serán incapaces de ganarnos un partido, no digo ya de aspirar a títulos de mayores como la Liga o alguna copa europea. Tras el súper-pelotazo que se avecina con lo del Estadio, y con los bolsillos bien calentitos en pago a los «servicios prestados» es posible que estos dos hagan las maletas, pero es igual de posible que se queden a llevárselo crudo. Y si la afición madridista es pusilánime y le cuesta horrores generar al ternativas, no digamos ya la del Paleti: les veo aguantando como campeones el Gilato durante décadas y décadas, pagando su abono religiosamente y comiendo tantas pipas como los del Bernabéu. Esperando, inútilemente, a ganarnos algún partido.
And the winner is…
Sergio Ramos ha sido el ganador indiscutible del premio Tonto Madridista 2010, con una escalofriante media de 1.45 sobre 10 según el criterio de los lectores del blog. Vamos, que le llega el intelecto para las funciones básicas del organismo como vestirse, comer, follar actrices putilllas y dar entrevistas calamitosas. O como bien apuntaba Madrilisto, podría interpretarse ese 1.45 como una puntuación a su madurez, algo de lo que el pony obviamente no anda sobrado. Sólo le salva su buen gusto. Ah, Andazulía, fuente inagotable personajes pintorescos y región fundamental para el progreso del país. El otro jugador que no ha superado una media dos (1.98) es piterpan Guti, que este año presumía en el Macarra de sus tatuajes para mostrarnos cómo había madurado, y en realidad sólo demostraba que cada temporada es más subnormal. Les siguen en la lista el pobre Dretnhe, con un 2.49, y el novio de la Carbonero, con un 3.02. Por arriba destacan Xabi Alonso (¡capitán!) con un 7.45, y Metzelder, que conserva su reputación de intelectual con un 7.12. Los otros dos que consiguen acercarse al siete son Van der Sir e Higuaín. Aquí podéis ver los resultados completos, con un desglose por notas. ¡Felicidades a los premiados!
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