¿Por qué dicen «Yust» en la tele? Pues no sé, por lo mismo por lo que en los bares dicen «uait label», imagino. Pero eso no es lo que importa: Hoy empiezan los cuartos de final de la otra Champions, la Euroliga de basket, ese deporte tan distraído que juegan gigantes deformes. El contrincante es el Seguros Regal, lo que ha bastado para que algunos se caguen por la pata abajo y no quieran ni ver el partido. Sin embargo, fijaos en lo que os digo: hoy se puede y se debe ganar. «¡Pero Socio!», me dirán algunos con los ojos desorbitados; «¡no sabes lo que dices, todo está perdido!» ¡¡Vosotros sí que estáis perdidos!! Mirad, los aficionados del Madrid se dividirán hoy en dos grupos:
– Homosexuales: Totalmente convencidos de que vamos a perder. Nos hablarán de la diferencia de kilos y centrímetros, del juego interior, del tiro de media distancia, de Ricky, Vázquez, DingDong y de que básicamente el Regal es la polla en verso. De hecho, cuando Naismith inventó el basket fue con la esperanza de que estos tíos jugaran alguna vez a su deporte. ¡¡Y Messi es el mejor de la historia, no te jode!! Estos «aficionados» son el tipo de los que siempre dan la razón a sus novias o mujercitas porque «no les gusta discutir», se depilan las piernas «por estética» y salen a la calle con un bolsito para guardar sus cosas (un hombre no necesita nada que no le quepa en los bolsillos). En definitiva, son unos putos maricones, de esos que o no verán el partido o lo verán entregados como corderitos.
– Heteros: Saben que los centímetros que cuentan no son los de altura, sino los de polla; que a huevos el Regal no nos ha ganado nunca y que el Madrid jamás, jamás sale dando un partido por perdido. ¿Que tienen negros? Les ponemos el grito de Tarzán grabado para que se acojonen. ¿Ricky? Por favor, ese tío es una ne-na-za. Si jugara en la NBA ya estaría embarazado de trillizos, como la Coté. Pero hoy podemos hacerle un favor, haciéndole madurar de golpe partiéndole dos dientes; ya veréis cómo luego no entra a canasta con tanta confianza, o se va directamente a llorar a su casa. Este tipo de aficionados verá hoy el partido en estado de exaltación, preferiblemente borrachos hasta las trancas, sabiendo que seguramente nos darán un meneo tremendo, pero dispuestos a empujar como si estuvieran en el mismísimo Palau aguantando el olor a cerdo.
Para más información de la diferencia entre ambos grupos, consultar aquí. Y sí, os digo que se puede. Que a estos cabronazos del Madrid, que os recuerdo hace cuatro meses eran una puta máquina, no se les puede haber olvidado jugar. Que tenemos tíos que saben rebotear, que saben defender y que saben tirar, y que si el Regal se espera recibir hoy a una víctima puede que al final reciban por el culo. Mirad, nuestra estrella salió de su islita de mierda hace años, siendo un crío, y ahora es un ídolo de la capital; la suya no quiso alejarse de su abuelita; he ahí la diferencia. Nuestro entrenador es el puto amo de Europa, un Capello del basket; el suyo, un funcionario de la casa, un Rexach que el día que se le descoloquen las olivas no va a saber cómo cojones reaccionar. Este Madrid será peor ahora, pero tiene argumentos, huevos y corazón para dar una batalla que no olvidarán.
Sí, esta va a ser una historia de underdogs, de desesperados, y por eso, como señalaba la semana pasada, toda la moral tiene que estar de nuestra parte. Recordemos algunas de las mejores frases del underdog por excelencia, Rocky Balboa: «Para derrotarme tendrá que estar dispuesto a morir, y no será si estará dispuesto a eso»; «Nada ha terminado hasta que ha terminado»; «No se trata de lo fuerte que golpees, sino de lo fuerte que te pueden golpear». Necesitamos la mirada del tigre. La mirada del tigre, potros. Los que creemos, los machos, estaremos delante de la tele a las 20:45. Los que no, podéis sacar a pasear a vuestro puto chihuahua mientras vuestra chica está tan ricamente en casa haciéndose las uñas. Nenazas.