Superhéroe.
Ah, San Mamés. Uno de esos campos entrañables que por mí podrían derribar mañana. Ya sé que lo llaman la catedral, estadio clásico y no sé cuántos lugares comunes más, pero no estoy dispuesto a reconocerle ningún mérito al Bilbao. No hasta que nos pidan perdón -en público y con gesto compungido- por todas las veces que nos han apedreado el autobús, por tantos años de hostilidad injustificada, por sus ultras proetarras, por esos jugadores que coquetean con el entorno independentista y por no guardar nunca minutos de silencio cuando hay un asesinato (o no conseguir que se guarde, que es casi peor). No entraré en su política de cantera, que consiste en picar de todo lo que ellos consideran «su entorno», cabreando altamente a varios clubes de la zona, pero sus fichajes adultos a veces dan mucha risa, desde la broma de Lizarazu a la búsqueda en tierras sudamericanas de jugadores con ancestros vascos. Se trata, en suma, de un club no exactamente ejemplar.
Pacarrós, su entrenador, me cae algo mejor. Dicen las malas lenguas que el éxito deportivo que hoy disfruta el Sevilla se sustenta en buena parte en el trabajo que realizó él en su día, y que los que vinieron después se dedicaron a seguir su estela (ejem, Juande). No es lo que se dice un preciosista, y sus equipos se caracterizan por dar unas hostias bien hermosas, pero puede decirse que implanta estilo. También que cuida la cantera, no sólo tirando de los jóvenes para emergencias sino buscando activamente en sus filiales e introduciendo a los chavales en el primer equipo. También puede ser llorón y muy pesado, aunque parece que esta vez nos va a recibir con cierto respeto. Vean sus declaraciones: «Es un equipo con hambre y, junto con el Chelsea, puede ser el más físico de Europa. Tiene mucha envergadura, es muy vertical y con mucha pegada. Es distinto al Barça, pero muy poderoso, y cada jornada va creciendo». Increíble, no habla de galácticos, ni de millones ni de prepotencia, sólo de la puta verdad: que estamos yendo a más y que somos un rival temible.
Alguno de sus jugadores parece haberse contagiado de su sentido común: Dice Iraola: «Es un equipo rápido arriba, muy vertical, que ha ganado mucho respecto a otros años en robar el balón en campo contrario; según pierden arriesgan y van muchos hombres al robo de balón». Vaya, uno casi echa de menos las declaraciones de años anteriores, en que nos ponían de vuelta y media. Este Pellegrini va a conseguir que nos dejen de tratar como parias por ahí. Bueno, alguno de los «leones» desbarra bastante, como Orbaiz, que dice que la estrella del Madrid es Baúl. Qué pena que no sea vasco, oye. Como sabéis, la estrella del Bilbao es Muniaín, un chico que dicen es un portento, casi tan bueno como nuestro Canales. Y es que ojo, desde el momento en que Canales firme, será canterano madridista, ¡¿alguien lo duda?!
En cuanto a nuestro equipo, muy bien, gracias. Vuelven Ramos y Lass, con lo que presumiblemente alinearemos al once tipo con la muy bien acogida incorporación de Benzemá. Huelga decir que esta es la gran oportunidad del fransuá para salirse y empezar a demostrar que es el mejor delantero de la plantilla. Con que realice un papel parecido al que hizo en Valencia el espectáculo está garantizado; por supuesto, marcar sería la guinda. Se esperan también grandes cosas de Kaká, en su segundo partido desde la vuelta de la lesión; un hat-trick, por ejemplo (¿qué coño tienen que ver los sombreros con marcar tres goles?). Pero aparte de la victoria, lo que esperamos siempre en estos campos norteños, aún inmersos en el Neolítico, es que no nos dsegracien a nadie. Más que nada porque cuando lesionamos nosotros se arma la marimorena, pero si algún futbolari nos rompe a alguien entonces son «lances del juego». Pues cuidado con los lances, que los tenemos bien puestos, y como nos toquen la moral la armamos. Sabemos dar tan bien como recibimos, si no que le pregunten a Guti.
Y hablando de eso, no quiero cambios políticos. Léeme, Pelle, no me rompas los cojones. Baúl lo más que puede hacer en San Mamés es el ridículo, y a Puti directamente nos lo embarazan. Sólo me gustaría que salieran en un caso: que fuéramos ganando por dos goles y los vascos nos estuvieran friendo a hostias. Entonces sí, tendrían que salir los dos capitanes a darlo todo y dejarse la piel por la patria, si es necesario sufriendo lesión invalidante. Ya lo decía Tom Hanks, «Aquí se viene a morir, hijos de puta». Veré el partido en el cine, dejándome mis buenos duros en este singular espectáculo tras la buena experiencia del MadriFarsa. Con la diferencia, obviamente, de que esta vez la sala no estará llena de culerdos y todo el recinto remará en una sola dirección, la de la victoria de nuestro portentoso club.
En definitiva, amigos: Chicos bien, moral alta, rival difícil. Ganamos sí o sí. ¡¡¡Hala Madrid!!!