No, no es la canción que Víctor Manuel le dedicó al caudillo. Me refiero a una escena protagonizada recientemente por Frank Rijkaard: Rueda de prensa después del último partido del Barça. Un periodista local, no se sabe si motivado por el fervor nacionalista o directamente por la mala educación, le hace una pregunta en catalán al entrenador . Silencio y actitud indiferente de Rijkaard. El nacio-pueblerino repite la pregunta. Silencio. Finalmente, unos instantes después, el holandés esboza una sonrisa irónica y dice algo así como «estoy molt content por la victoria». Y es que en esta tierra abierta, tolerante y europea, parece que a muchos no les basta con que un holandés tenga que aprender español. Chapeau, señor Rijkaard. Ante la mala educación y la sinrazón, el desprecio. Es el entrenador del Barça, pero desde hoy me parece un hombre admirable.