Experimento con suplentes

Parecía que en el partido de ayer íbamos a ver algo bastante parecido a nuestro equipo ideal, con un 4-3-3 y casi todos los mejores en el campo. Pero primero nos enteramos de que Benzemá iba a chupar banquillo, y luego Garay tuvo la ocurrencia de desperdiciar su último partido como titular cogiendo una gastroenteritis en pleno calentamiento, algo totalmente ridículo. Así, nos encontramos con un equipo que era una especie de monstruo de Frankenstein: agarro un brazo de aquí, pego este pie por allá… El puesto de central vacante lo ocupó Ramos, mientras que Lass pasaba al lateral derecho. En el centro del campo, Diarrá sustituía al número 10. Ah, no, que eso habría sido lo lógico: lo cierto es que Pellegrini optó por jugársela sin un destructor de garantías en el centro y decidió alinear a Gago, el chico de las oportunidades. El rendimiento que podría ofrecer el equipo era toda una incógnita.

Claro que a Cristiano todas estas disquisiciones le dan igual: una vez más cogió la pelota -a minuto y medio del comienzo y en su campo-, se meó a todos los que le salieron al paso y batió a Diego López armando la pierna en una fracción de segundo. Toma táctica. A partir de ahí el miedo era que llegara una pájara como la del otro día contra el Jerez. No fue así, pero tampoco estuvimos brillantes. Puede decirse que el rendimiento del trío del centro fue aceptable, con Puti acertando tanto como fallaba y Gago con un balance ligeramente positivo, logrando algunos pases de mérito y entregándose mucho. Granero fue el más irrelevante esta vez, perdido en una banda y sin lograr imponer su juego nunca. Una vez más, nuestro mayor error fue la mala elección en los pases y la precipitación, signos preocupantes por lo que denotan de entrenamiento deficiente. Por suerte había cosas a nuestro favor: el Villarreal de Valverde es más flojo que el de Pellegrini, y además antes de la media hora se quedaron con diez. Empezaba a quedar claro que el partido no serviría para calibrar las posibilidades del equipo, pero sí podría proporcionarnos tres valiosos puntos.

Fue en todo caso un encuentro peligroso, muy peligroso. El Villarreal, pese a mostrarse bastante romo, montaba ocasionalmente contragolpes que no logramos frenar, y en los que habría podido llegar el empate. Hemos visto muchísimas veces perder puntos tontamente en partidos como el de ayer. Por suerte los amarillos anduvieron muy poco certeros en el remate, y tanto Ramos como Albiol hicieron un buen papel en el centro de la defensa. Pajillas por suparte sólo puso manos blanditas una vez, Lass cumplió en su banda y Marcelo volvió a encontrar muchas ocasiones para atacar. Está por ver cuál será su rendimiento ante un equipo que percuta repetidamente por su banda (esta frase me ha quedado muy Futbolitis).

En cuanto al ataque, Cristiano seguía jugando su propia Liga, Kaká estaba desdibujado -quizá fundido físicamente- e Higuaín más desdibujado aún. Falló un remate muy cerca de la portería, pero hay que recordar que el tiro al primer toque no es su especialidad. Es posible que las repetidas suplencias le estén afectando psicológicamente, aunque la llamada de su selección podría remediar esto.

Siguiendo la tradición de los últimos años, Pelle no realizó ningún cambio en el descanso, y como era de esperar el juego siguió igual en la segunda parte. Por suerte, durante una llegada de Marcelo un villrrealense cometió uno de los penaltis más tontos de esta temporada y logramos el gol de la tranquilidad. Nótese que a Cristiano hasta le sobran goles para ser pichichi, y cediéndole el lanzamiento a Kaká en un audaz gesto. Huelga decir que la entrada al campo del Mito sólo aportó el habitual esperpento y palmas, muchas palmas (incluyendo las de la gente del bar); esta vez no dejó un churrigol, afortunadamente, aunque sí un par de GIFs más para la colección. Las tardías entradas de Diarrá y Van der Vaart tan sólo proporcionaron la ilusión de verles en el campo. En la recta final el Madrid durmió un partido del que ya no podía sacar más  botín.

En definitiva, fue un encuentro demasiado raro para sacar conclusiones, más allá de que los automatismos parecen aún muy lejanos y de que se puede ganar con bastante poco. Los tres puntos son oro puro. Para el próximo partido deberían volver Pepe, Alonso y Benzemá, lo cual ha de bastar para mostrar una cara radicalmente distinta. El rival es el Tenerife en casa, lo bastante asequible como para probar de nuevo el 4-3-3 y tratar de cimentar un patrón de juego, además de poder subirnos la moral con una victoria holgada. Claro que igual Cristiano marca otra vez en el minuto uno y se vuelve a «cargar» el partido…

– Villarreal: 0
– Real Madrid: 2 (Gitano Ronaldo y Kaká (pen.)

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