Partido importante el de ayer, en el que se disfrutó enormemente y que sobre todo nos dejó una información importantísima para lo que queda de Liga, e incluso para la temporada que viene. La noticia más importante fue sin duda el rendimiento de Sneijder en la organización. El número 10 por fin recuperó su nivel y realizó un partidazo, pasando, cubriendo campo y tirando a puerta en cuanto tenía ocasión; el Wesley que conocíamos. Desde ahora tiene que ser titular en el centro sí o sí, Gago ha tenido mil oportunidades y ha fracasado; a ver si por una vez somos de verdad un «club exigente». La actuación del 10 fue uno de los factores que lanzó el rendimiento del equipo. Resultó maravilloso ver cómo realizábamos muchas jugadas modernas y rápidas, plenas de calidad y agilidad, sin cánceres de por medio. Pienso sobre todo en las jugadas del primer y el cuarto gol, con la mezcla justa de toque y conducción, poniendo la quinta marcha y con el rival mirando impotente.
El partido fue muy violento, por si le quedaba alguna duda a los que les gusta hablar de «la catedral» y esas cosas. Koikili el Tolili empezó el partido con una «entrada intimidatoria» sobre Robben, llevándose una amarilla merecidísima; la primera de la docena que se llevaría este equipo tan noble y tradicional. Dando la contrapartida en nuestro lado estaba el gilipollas de Heinze, que se podría meter los codos donde yo le dijera (en el ojete). Estoy convencido de que se puede saltar en fútbol sin parecer un albatros, sacando un ojo en cada jugada; el tío hizo un penalti nada más empezar, que por suerte no vio Muñiz Fernández, también conocido como «el tonto de la gomina».
Hablando de dureza, qué curioso resulta que en un partido donde todos de medio centro campo para arriba se llevaron hostias hasta en el paladar hubo uno, sólo uno de los nuestros, que no tuvo ni un ligero roce; uno que siempre se va con el uniforme inmaculado a casa: sí, el Gran Capitán, el de los récords. Qué fácil es «tirar del carro» cuando estás agazapado en un rinconcito esperando a que te hagan el trabajo sucio; eso sí, luego a correr como un poseso a por rivales y balones que están a 25 metros. Un tío sin tarjetas ni lesiones en su carrera… yo también quiero ser una leyenda a base de no meter la piernecita ni la cabecita. ¡Cuánta mentira hemos tenido que tragar! Ayer Huntelaar estaba fajándose por arriba desde el minuto uno.
Nunca mais.
Bueno, el primer gol: sublime. Hoy en día criticar a Robben es la muestra más pura de antimadridismo destilado; se trata del mejor jugador del equipo de largo, y si hubiera uno como él en cada club el fútbol sería algo maravilloso. Sneijder le mandó un excelente pase lateral, y ahí empezó todo: sabía que podía meter un gol antológico y lo hizo. Andaba por ahí el Mito estorbando; Arjen debió pensar: «quita, chepudo, ¿crees que te la voy a pasar?» Ná, hizo lo que tenía que hacer, directo a puerta, sin pensar. Viva Robben. Segumierda, Roncerdo y Cerdaño babeaban de rabia, mientras Arjen volaba sobre el mundo del fútbol, señalándose el pecho: «soy la hostia».
Poco después, Heinze se convertía en bigoleador: primero un gran tanto de cabeza en portería contraria, y luego en la nuestra; noche completa. Los jugadores del Bilbao, profundamente necios, no supieron aprovechar ese tanto regalado, y Yeste procedió a autoexpulsarse. Aunque su empujón fue un acto de cretinismo, he de decir que me da un asco profundo cuando los jugadores simulan golpes en la cara, como hizo Casillas. El fútbol es un deporte de hombres, y no acepto otra cosa que el concepto Premier: nunca simular más dolor que el que sientas realmente. Lo contrario es de pésimos deportistas y de MARICONES; jamás un madridista puede hacer eso. Si el club le pusiera una multa de 50.000 euros veríais cómo no volvía a disimular en la vida. Son estas cosas las que construyen la imagen de una entidad. El caso es que algo de vueltas le debió dar al asunto, porque el segundo del Bilbao fue una cantada antológica; se la comió con papas. El balón de oro está más lejos.
Se llegó así al descanso y sentíamos cierta zozobra por haber empatado tan tontamente; pero ésta se resolvió pronto, muy pronto. Acababa de empezar la segunda parte cuando Huntelaar recibió en la esquina del área. Este jugador «intrascendente» (Segumierda dixit) se transfiguró de forma repentina: Van Nistelrooy estaba en el campo; y vimos esa jugada, su jugada, en la que regatea sin regatear -más bien pivota-, no en una baldosa sino en media; busca el espacio a su derecha, luego el hueco imposible y fusila sin piedad. Gol, un golazo MA-RA-VI-LLO-SO. Grité, me desgañité, tanto como lo había hecho en el primer tanto; hacía tiempo que no disfrutaba tanto viendo goles. Qué manera de destrozar un partido.
Pero aún me quedaba otro alarido, el del cuarto, el mejor de la noche: el control de Robben, la breve carrera, el pase perfecto con el exterior. Cuando Klaas la controló fue un momento mágico: sabíamos que era gol, uno de esos goles seguros, inevitables, como cuando la agarraba Ronaldo. The Hunter no decepcionó: bastó un toque sutil, maravilloso, perfecto, para que el balón volara como una paloma por encima del portero y se alojara como por voluntad propia en la portería. ARTE. ¡¡¡Eso sí que es una cuchara!!! Hunter va a ser el mejor nueve del mundo, si no lo es ya. Y es nuestro. Eso sí, para Valdano aún es «una incógnita», porque «el madridismo está acostumbrado a delanteros que participen más» (ya, como Hugo, Santillana, Zamorano, Van Ni…), y «aún se le ha visto poco tiempo». No cuela: criticar a Huntelaar es lo mismo que criticar a Robben, antimadridismo puro. Lo siento, pero el señor Valdano es mala persona, un burdo lobbista, y no lo quiero en mi club.
Mientras tanto, había seguido el recital de hostias. Fue suerte no irse con algún lesionado grave. Al único que no podían cazar era a Lass, nuestro Hermes negro. Vaya capacidad para patinar entre los rivales, y con 22 añitos. Levantará varias Copas de Europa. En las gradas, los de siempre, los del acercamiento de presos de la ETA y tal. Aún no he oído decir a casi nadie que haya un problema ultra en Bilbao… si se habla de radicales, se menciona a los del Madrid, con su más que inofensivo «pollo» en la bandera. Pero cuando salen del estadio, los Ultras Sur se van por ahí a emborracharse; los de Bilbao, a las Herriko Tabernas a aprender a asesinar maketos. Es una ligera diferencia. Pero claro, el problema es de la región en general; a ver si López, Basagoiti y compañía logran cambiar algo.
El Bilbao, maltratado por el árbitro.
Tras el cuarto, gol Juande estimó que ya había cumplido, y empezó con los experimentos. Quitó a Baúl por Higuaín y durante cinco minutos quedó un equipo maravilloso. Sin embargo, al poco retiraba a Robben y Huntelaar, que se estaban saliendo, por Faubert y Parejo, y quedó un equipo «raro». Pese a todo, llegó el quinto gol que nos pedía el cuerpo, propiciado por un Marcelo renacido para el fútbol, claramente barrido por un defensor contrario. Higuaín ejecutaba el penalti, yéndose a los 15 goles.
Fue una gran victoria que nos dibujó con nitidez el equipo que tiene que jugar para ganar la Liga casi seguro; a saber:
Pajillas
Gramos Pepe (Canna o Metz) (Heinze o Torres)
Lass Sneijder
Robben Marcelino
Higuaín The Hunter
Equipazo. El año que viene se cambia a a Marcelo por Gitano y a Higuaín por Kaká, se trae un lateral, se les pone un entrenador y ganamos la Copa de Europa con la puntalcipote. Eso es así. Si el tonto de Juande quiere dejar un buen recuerdo, no puede seguir otro camino que éste. Queda dicho.
– Euskal Herritarrok: 2 (Heinze (pp) y Llorente)
– Real Madrid: 5 (Robben, Heinze, Huntelaar (2) e Higuaín (pen.))
Madridistas del partido: Robben, Lass, Sneijder y Huntelaar. Los 4 Fantásticos.