Triunfaron 10 contra 12

Se resolvió el suspense y finalmente saltaba al campo la alineación soñada, sin ningún treintañero. Por fin un Madrid joven e ilusionante, con 24,2 años de media en el once inicial (¿el segundo o tercero más joven de la Liga?). El juego comenzó con mejoría respecto a los últimos partidos, con una circulación más eficaz y más movilidad en los desmarques, si bien al equipo le faltaba una marcha. Sorprendía Arbeloa con sus subidas a banda cambiada y Lass se erigía en jefe del mediocampo. Arriba, Kaká, centrado y cerca de portería, estaba más entonado, si bien daba muestras de fatiga física desde muy pronto; es un jugador que sí debería beneficiarse de las rotaciones, más pronto que tarde. En cualquier caso el equipo generaba expectación, y se percibía que podía adelantarse en el marcador muy pronto. Así estábamos hasta que un pobre retrasado decidió que iba a ser la estrellita del partido.

En el lustro largo que llevo aquí habré hablado unas cinco veces de los árbitros, pero lo del tal Mateu Lahoz fue simplemente inaudito, sacando en el minuto 25 a Albiol una de las tarjetas rojas más ridículas que he visto en años. El balón llegaba por alto a la frontal del área, rebotando hacia atrás en el pecho de Soldado y quedando a unos dos metros de él, mientras el jugador caía por un forcejeo y un ligero agarrón del central blanco. ¿Falta? Posiblemente. ¿Amarilla? Siendo muy rigurosos. ¿Roja? Ni con dos botellas de whisky encima, pero no para el amigo Mateu. El arbitraje estaba siendo ya irritante, con un criterio totalmente errático en las faltas, excesivamente permisivo unas veces y lo contrario otras, además de unos jueces de línea con un muelle en el brazo. La FIFA ha dicho mil veces que ante la duda no se pite el fuera de juego; pues nada, estos tíos en cuanto les parece que el delantero está un milímetro adelantado, banderazo. Para eso están ahí, ¿no? Para abortar jugadas de ataque y hacer nuestras vidas un poco más grises.

Pero Mateu era el cretino mayor. Y ojo, no es que la falta le pareciera más grave de lo que fue porque la viera mal; es que eso es roja para él. Se trata de uno de estos jueces «originales», «valientes», como lo fueran el inefable Japón Sevilla (seis penaltis en un partido) o el infausto Rafa Guerrero. Y es que el pollo ya tiene ya fama por ahí, vean los comentarios que se realizaban en un foro sportinguista cuando ascendió a Primera: «este fijo que tiene amigos en el comite de arbitros o bien quieren meter mano dura en primera division a base de tarjetas tontas.»; «la parte positiva esk desciende Rodado pero ascender a Lahoz… no m jodas!!! pero no vieron los partidos k nos pitó este mangante? eso no es ni árbitro ni nada hombre!»; «El fútbol está podrido, como puede este pedazo de mierda llegar a primera, por dios..»; «como cojones puede ascender ese paleto llamado arbitro..? no deberian bajarle a 2ºb..?»; «¿¿¿¿¿¿Como puede ascender este zoquete??????» Y así. Felicidades, federación, tenemos en Primera uno de los peores árbritros de Europa. Qué importa distorsionar la competición, siempre que haya tíos jóvenes y «valientes» arbitrando, ¿verdad? ¿A la nevera? Que lo metan en nitrógeno líquido, hombre.

Fue un acontecimiento extraordinariamente irritante para todos, que obligaba a un reposicionamiento táctico: Arbeloa pasaba a la derecha, Ramos al centro y Marcelo se ocupaba de toda la banda izquierda. Pero además de esto hubo otro efecto inesperado: la inferioridad numérica supuso un tremendo acicate para nuestros jugadores, que pusieron no la marcha que les faltaba, sino un par más: mejor circulación y desmarques, mucho más brío y búsqueda del disparo con asiduidad. ¿Por qué no jugaron así desde el principio? Es la pregunta que tiene que hacerse Pellegrini y la que tiene que hacerle a los jugadores. Esa actitud en el juego aumenta enormemente las posibilidades de victoria. Así, con un par de ocasiones bastante claras, el equipo se iba al descanso cabreado pero esperanzado.

El míster dejó a los mismos once para la reanudación con buen criterio. El Getafe estaba haciendo un partido bastante aceptable, moviendo la bola sin complejos y presionando bien en defensa. Aunque eran inferiores, nadie podía garantizar que Pedro León o Soldado no fueran a cazar alguna. Pajero estuvo más bien desdibujado. Aproximadamente al cuarto de hora llegaba la liberación: en una de sus galopadas por la banda Marcelo mandaba un centro maravilloso a Higuaín, este controlaba con el pecho, la dejaba en el suelo durante una centésima de suspense y disparaba inapelablemente para batir a Ustari. Puede ser el gol más importante del madridismo en el último lustro, y no exagero. Higuaín nunca será un ortodoxo, sus movimientos son extraños y no muy bonitos, pero es rápido, muy inteligente y casi siempre eficacísimo. Mirad las repeticiones y ved cómo después de mandar la pelota al suelo gira la cabeza hacia la portería durante un brevísimo instante, haciéndose una composición de lugar, para luego rematar sabiendo que marcará. Detalle de crack.

https://youtu.be/h0SE98l851k

El Madrid siguió en la misma línea, pero más liberado por la alegría de la ventaja. Lassane Diarrá estaba cada vez más imperial. Es un jugador que tiene una pequeña corriente de aficionados en contra, que alegan más o menos que «es demasiado vistoso, se le ve demasiado», o que es un efectista, vaya. Y es que ya se sabe que los centrocampistas no tienen que destacar ni hacer cosas bonitas, sino ser discretos, esforzados y jugar mucho sin balón. Cuanto más te gusten estos jugadores, más entiendes de fútbol. Benzemá no marcó pero tuvo una actuación más que aceptable, combinando bien con sus compañeros, rematando varias veces con peligro e inquietando siempre a los defensas con su velocidad; el acierto goleador es cuestión de tiempo. En el segundo gol la pelota le llegaba al francés, en posición adelantada, quien vio a Higuaín subiendo por la derecha y le envió un pase muy preciso. El argentino realizaba una extraordinaria carrera y definía con maestría cruzando el balón. Gran combinación y 2-0.

Con lo más difícil hecho, quedaba asegurar el resultado. El primer cambio fue Benzemá por Gago. Si bien entiendo la lógica táctica, creo sinceramente que debería haber salido Kaká, quien está fundido y al que hay que liberar de todos los minutos posibles. El 5 fue tan insulso como siempre, timorato e intrascendente, renunciando a cualquier pase mínimamente difícil aunque eso supusiera perder la pelota. Le veo poquísima progresión y debería ser traspasado a final de temporada. Poco después saldría Higuaín, privándole de la posibilidad de hacer un hat-trick, sustituido por Captain Baúl. Es un cambio político, tiene que serlo, abonando el terreno para la suplencia del Mito en Milán. Hubo algunos silbidos de un sector del Bernabéu que va saliendo del armario, y en el bar yo tenía a mi lado a unos antiirraulistas cachondos; las tornas están por fin cambiando. El Captain estuvo un poco más patético que de costumbre, marcando más de lo normal la zancada en sus pollo-carreras, como diciendo al público «¡mirad cómo me esfuerzo!». Por supuesto, no robó un solo balón en todo el tiempo que estuvo en el campo. Hizo, eso sí, una especie de caño artítrico, que el defensa anuló simplemente dejándolo atrás en dos zancadas. Por último entró Van der Vaart por Kaká. A diferencia de Gago, el holandés volvió a demostrar que siempre aporta cosas, y que ha de ser un miembro de pleno derecho de la plantilla, tanto en Liga como en Champions.

Con algún susto y alguna buena parada de Pajillas, el partido concluía con final feliz, que lo fue más un par de horas después: pese a jugar magníficamente, el Barsa veía castigada su maldad con un autogol en el último minuto, que recortaba su ventaja a tan sólo un punto. Se ha demostrado que este Madrid joven y rápido puede hacer buen fútbol y ganar incluso con tremendas injerencias arbitrales, pero esto ha sido sólo la primera parte de la regeneración: ahora es totalmente fundamental que Pellegrini refrende la apuesta y mantenga el equipo en Milán. Este once le ha respondido y ahora él debe devolverles la confianza, basando en ellos la estabilidad que tenemos que mantener hasta el final de la temporada. Estoy convencido de que con ellos se puede lograr un excelente resultado en San Siro. El Macarra titula que Higuaín salva a Pellegrini y tal; ellos en su línea de drama constante, técnicos en la cuerda floja, etc. Que se jodan, y la Colino también, son más insignificantes que pulgas. Me lo merezco (junto con el idiota de Ángel Torres) se marchaba a casa cariacontecido, pero bueno, al menos había jugado su retoño. Y tampoco es que esta vaya a ser la única derrota que sufrirá en Primera División. Al contrario, seguramente se va hartar.

– Real Madrid: 2 (Higuaín ambos)
– Burguer King: 0

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Refundación, Día I

Pocos habrían supuesto que un Madrid-Getafe en la Jornada 9 generaría una expectación más allá de la ordinaria. Pero hete aquí que por lo acontecido las últimas semanas todo el mundo está pendiente de este encuentro, incluso más que de el que jugamos contra el Milan, y cada uno con distintos motivos: el lúmpen oliendo a sangre y deseosos de un nuevo tropiezo para esparcir aún más mierda, el antimadridismo esperando una vez más ver a su enemigo mordiendo el polvo, los piperos temiendo por la hegemonía de su repugnante jugando fetiche y los madridistas críticos y apasionados compartiendo la fe y la esperanza en la llegada de tiempos mejores. Cargarse a Puti y alguno más de propina era fácil, ahorra llega lo chungo. Sí, caben pocas dudas: hoy es el día D.

A Pellegrini le han dicho desde arriba, resumiendo y hablando en plata, que esto es un puto cachondeo. El proyecto es galáctico, una superproducción, y no se puede dejar que muera  prematuramente por el mingafriísmo del técnico. No digo que le hayan dado un ultimátum, creo que más bien le han arengado así: «Manuel, basta de politiqueos. Basta de experimentos. Basta de viejas guardias. Basta de mariconadas. Pon a los nuevos y jóvenes y empieza a ganar, ¡¡ya, ya ya!!» ¿Habrá captado el ingeniero el mensaje? Macarra ha fallado sus pronósticos de alineación en las últimas jornadas, pero si lo que saque Pellegrini hoy se parece a lo que pongo a continuación, entonces podemos estar al comienzo de algo grande. Once Macarriano:

Íker Pajillas

Gramos Pepe Albiol Arbeloa

Lassaña Xabi

Igualín Kaká Marcelino

Benzemá

Calidad y juventud, sólo un jugador por encima de los 27 años, el portero. Oooh, Casillas, quién te iba a decir que un día ibas a ser el más viejo del equipo. Pues sí, y además te estás quedando calvo y estás con una extremeña. Te jodes. Bueno, es un once que podríamos haber confeccionado aquí mismamente: Marcelino por fin en el puesto donde más rinde y el lateral izquierdo ocupado por un jugador que sabe defender, concepto de lo más revolucionario. El «verso suelto» puede ser Gramos, que está para echarlo a los leones (o a los toros mejor), pero teniendo en cuenta que Opare ha empezado a entrenar con el primer equipo, se diría que el míster por fin ha visto la luz y no volverá a casarse con nadie. Ahora, por supuesto, los chavales tienen que rendir: el equipo es espectacular, pero tiene que vencer y convencer, las dos cosas. Creo que los mismos jugadores son conscientes de ello y lucharán porque todo salga bien. Asegura Macarra «Pellegrini se la juega sin Baúl», como si hubiera sido el hombre clave en algún título importante de los últimos siete años o algo así. Ná, hombre, jugársela era seguir jugando con el muerto. Ahora, espero que no haya un arrepentimiento de última hora, sería tristísimo. Si Baúl tiene alma de entrenador, que empiece a verlo todo desde el banquillo.

El Getafe es un equipucho

Hay que decir que el rival es muy propicio para un renacimiento: nada menos que el Getafe entrenado por el tontito de Míchel. Incapaz de matices, su equipo no ha empatado ningún partido de los siete disputados, sólo ganando o perdiendo, e infligiendo goleadas tanto como recibiéndolas. Estoy bastante convencido de que Míchel comparte con Juanma Lillo la incapacidad genética de montar algo remotamente parecido a un equipo regular, por lo que a poco que les apretemos las tuercas deberían caer cual fruta madura. Será, eso sí, una excelente oportunidad de ver a uno de los muchachos que tenemos por ahí haciendo la mili, Pajero (huy, perdón, Parejo… aunque tiene toda la pinta). Sin embargo, a poco que carburen los cuatro de arriba, y jugando en casa, tendría que caerles un saco. Que los piperos contemplen en directo el nuevo paradigma. E imaginad cómo sería este equipo si le añadimos al Gitano Ronaldo… Bien, ¿no?

Pellegrini va a seguir, pero es necesario patear los hocicos de los juntaletras. Asómbrense ante este artículo de la puta repugnante de Carmen Colino: «El Madrid solicitó a la Federación Española de Fútbol jugar la vuelta del partido de la Copa del Rey contra el Alcorcón el martes 10 de noviembre. De esta manera Pellegrini, si sigue en el banquillo para entonces, podría contar con los cuatro internacionales». O sea, cómo romper los cojones y desestabilizar sin venir a cuento en absoluto. Es como si yo escribo una notita diciendo: «la putísima madre de Carmen Colino cumplirá años en enero, si sigue viva para entonces, encontrándose bajo tierra en caso contrario, siendo devorada por los gusanos». No te importaría, ¿verdad, Colino? Al fin y al cabo sería una información pura y dura, aderezada con una pizquita especulativa para darle sal a la cosa como tú sabes, gorrina. Hay hacer que esta gentuza reviente de rabia.

Poco más que añadir, el partido se juega a las seis, hora diurna como Dios manda. Anulen todo tipo de citas y compromisos para apalancarse delante de un televisor y observar todo el apogeo merengue en vivo. El de hoy promete ser un capítulo imprescindible en el espectacular drama madridista.

El paso de De la Red

En el día de ayer Solari 21, entrañable contertulio castigado por la enfermedad, compartía con nosotros algunas de sus experiencias, y cómo el Madrid había supuesto una luz de ilusión para él en momentos amargos. Cualquier aficionado que sigue a su equipo con intensidad conoce esa sensación de simbiosis emocional, acaso irracional pero muy real, en virtud de la cual las alegrías del equipo son las propias, mientras que los fracasos nos fastidian el humor, o como mínimo nos dejan menos dicharacheros de lo normal. Quizá el efecto más palpable es el aumento de la líbido tras una gran victoria (sábado, triunfo y una hembra al lado en el sofá, ¡vaya combinación!). Si existieran estadísticas estoy convencido de que sabríamos que muchos niños han sido concebidos de esta forma.

Tan estrecha puede ser la relación entre fútbol y salud que ésta puede resentirse por los vaivenes de la pelotita; lo comprobamos al vivir una eliminatoria ajustada de Copa de Europa, la lucha por un título o un partido donde se puede descender de categoría. De hecho, no son raros los casos de directivos que han perdido el conocimiento en los palcos, simplemente porque no aguantaban más (se me viene a la cabeza el ejemplo de Caneda, del Compostela). Sí, es tanta la tensión de estas situaciones que a partir de ciertas edades es mejor evitarlas, a menos que seas una persona muy fría. Bueno, bien pensado seguro que en el Bernabéu hay pocos yuyus de esos.

También están los casos en que un problema de salud preexistente aparta a un jugador de su actividad, o incluso acaba con su vida cuando todavía están en activo y en plenitud de facultades. Así ocurrió con los desgraciados casos de Antonio Puerta y Daniel Jarque. Nuestro Rubén de la Red está provisionalmente en el primer grupo, el de los apartados del fútbol activo: hace un año y medio sufrió sobre el campo un síncope de origen desconocido y desde entonces no puede jugar. O mejor dicho, no le dejan. La situación ha alcanzado unos tintes bastante surrealistas, como puede verse en la última entrevista que ha concedido:

P. ¿Ha vuelto a ver las imágenes de Irún?

R. Sí. No me impactan demasiado. Es más el momento en el que lo vives, pero como siempre la gente se pone en lo peor… Como el otro día por ejemplo con el internacional francés que se cayó al suelo [Gomis]. Le pasó lo mismo que a mí, pero, como a los 10 minutos se levantó y siguió, no se le da importancia.

P. El triatleta Gómez Noya, que tiene un problema cardiaco, quiere competir y ha firmado un papel en el que asume todas las responsabilidades si le pasa algo. ¿Estaría dispuesto a asumir ese riesgo y seguir jugando?

R. Pero es que Noya sí sabe lo que le pasa. Yo no tengo un diagnóstico.

P. ¿Agradece que en el club le hayan dicho «¡para!» o se siente víctima del síndrome Puerta?

R. El caso de Puerta es totalmente diferente al mío. Se ha demostrado que yo no tengo lo mismo que él. Nunca se sabe… Si yo hubiese seguido, a lo mejor no me habría pasado nada y seguiría jugando. No tiene por qué ser el mismo caso. El diagnóstico es distinto. Tampoco es cuestión de seguir preguntándote cosas. Lo que sí creo es que, si no hubiese pasado lo de Puerta, tampoco se habría dado tanta importancia a lo mío.

P. ¿Seguro?

R. Seguro. Pruebas sí que me habrían hecho, porque es una anomalía que no tiene por qué suceder, pero hay muchas personas que sufren síncopes y no pasa nada. Lo importante es saber el origen.

P. En diciembre, el club sacó un parte médico diciendo que sufría un trastorno de la repolarización. ¿Ése sigue siendo el diagnóstico?

R. Es que ya no me acuerdo. En diciembre me hicieron unas pruebas y no se vio nada. Estaba todo normal, como antes del síncope, y por precaución prefirieron esperar otros tres meses para luego repetir las pruebas.

Creo que más clara no puede estar la opinión del jugador, a poco sutil que se sea. Comentaba un compañero de la página que le había visto hablando y que transmitía indeferencia. Me parece que De la Red piensa que le están tomando el pelo, pero hasta ahora no ha tenido la suficiente personalidad para estallar y decirlo claramente. No juega porque no hay un médico lo suficientemente valiente para firmar un papelito. «Es que no sabemos lo que tiene». Muy bien, entonces es perfectamente posible que no tenga nada. Si no se han encontrado problemas de salud, es obligación del médico dar el alta. Claro que en un país esencialmente histérico es fácil que cualquier galeno tiemble imaginando la posible «reacción popular» si llegara a pasarle algo al jugador. Si la histeria es uno de nuestros defectos, la valentía no es una de nuestras virtudes.

Pese a todo, creo que De la Red sólo esperará hasta el final de esta temporada. Se cansará, se irá a otro club -seguramente a otra Liga-, pasará las revisiones médicas (firmando lo que haga falta), y finalmente volverá a jugar y a ser feliz. Hará muy bien. En 1996, a Nwankwo Kanú se le detectó un grave defecto coronario, tan grave que era necesario operarlo a vida o muerte y sustituirle una válcula aórtica para salvarle la vida. Se dijo que su carrera había terminado, ¡eso sí que era una situación jodida! Pero Kanú se operó y tras cinco meses regresó a su club. Hoy en día sigue en activo, y ha marcado 115 goles a lo largo de su carrera.

Obviamente De la Red es absolutamente libre de hacer lo que quiera, pero creo que si no da este paso será una persona esencialmente frustrada, o cobarde; ninguna de las dos cosas son agradables. Su vuelta al fútbol sería también un homenaje para tantos otros que sí tuvieron que dejar el fútbol por razones de causa mayor. También para aquellos que ni siquiera pueden llevar una vida normal, como nuestro amigo Solari 21 u otros con dolencias más graves. Ellos seguramente darían todo por recuperar totalmente la salud, y no digamos ya por poder jugar en el Real Madrid. De la Red tiene esa posibilidad y privilegio, y no debería renunciar a ellos por unos miedos indeterminados y por la cobardía de otros. ¿Hay riesgo? La vida es riesgo, desde el momento en que nacemos. Creo que en este caso es asumible, y por ello animo a Rubén a tomar las riendas de su destino.

P.D. He visto las peticiones para incluir las vivencias de Solari 21 en las entradas. Aunque entiendo el motivo, considero que tales experiencias, personalísimas y en ocasiones dramáticas, tienen su lugar natural en los comentarios. Espero que sepáis respetar mi criterio aun si no lo compartís.

Aún no se han vuelto locos

El día después al batacazo siguió el patrón clásico del carroñerismo periodístico. Obviamente fue una jornada récord en venta de panfletos y visitas a las webs -este humilde blog por ejemplo obtuvo el segundo mayor registro de su historia-, pero mientras aquí nos limitamos a ofrecer alternativas razonables y a debatir sanamente sobre el equipo, a la créme de los juntaletras eso no les basta. No, además tienen que sacar tajada. Macarra exigía el cese de Pelle con el repugnante lenguaje barriobajero de Inda, tan típico de enanos acomplejados «¡Encima se pone farruco!», y hoy continúan la saga: En la parte superior de la portada, tres tipos del Alcorcón posan orgullosos con la portada donde se exige la ejecución. Tontos útiles. La foto grande va para la bronca entre Pelle y Puti, de la que hablaremos más abajo. También se hace mención a un acto en el que participó Florentino, y en el que aseguró que el proyecto no iba a desestabilizarse por ninguna derrota, por humillante que fuera. El titular que pone Macarra a la noticia: «Fue una derrota humillante». Periodismo de calidad, una vez más. No falta el rinconcito diario de Baúl, para que no se diga: «Se cumplen 15 años de su debut». ¿Eso también es algún récord?

Lo cierto es que las declaraciones de Florentino deberían haber sido la noticia del día, y suficiente para secar los ríos de mierda que están corriendo en las últimas horas; pero por supuesto el lúmpen va a lo suyo. Lo más repetido han sido los supuestos candidatos para sustituir a Pellegrini, que al fin y al cabo lleva ya cuatro meses en el club y ya le han sacado todo el juguillo, hay que buscar otro espantajo para devorar al estilo piraña. Los de Punto Pelota incluso se descolgaron con una pequeña lista de siete entrenadores (total, ya puestos…), que probablemente confeccionaron a la hora de la comida entre chato y chato. A estos «candidatos» les añadía Roncerdo, a título personal, al caradura de Juande, una buena alternativa según el criterio de ese pedazo de carne con ojos. Petón desempolvaba la vieja y patética propuesta de Víctor Fernández, sugerencia en absoluto relacionada con que el técnico esté representado por su empresa Bahía Internacional. Obviamente a Pedrerol no le importa que el tipo use el programa como escaparate para sus productos sin ningún pudor.

En fin, ya pueden esforzarse lo que quieran, parece clarísimo que Valdano y Florentino no tienen la menor intención de cargarse al técnico. Ahora, eso no quiere decir que las tensiones en el club no sean fuertes y variadas. Básicamente, creo que el vestuario está dividido en varios frentes. Uno de ellos lo forman los internacionales apañoles, osease Barbillas, Gramos, Albiol, Arbeloa y Xabi, quienes estarían hasta los mismísimos cojones de la dictadura del Mito, de sus récords y de su agonismo como filosofía futbolera, pues no en vano ganaron una Eurocopa maravillando al personal. Comoquiera que no se atreven al magnicidio, han optado por sugerir a Luis Aragonés como alternativa para el banquillo, lo cual es tremendamente sintomático. Por otro lado estarían Baúl y Puti, no necesariamente juntos pero sí representando ambos el pasado, lo rancio, y cada uno con una impresionante batería de pretorianos mediáticos. Lo de Puti parece ya muy deteriorado, si hemos de creer la riña que transcribe Macarra: «Tú también puedes dar más. Si no tienes ganas de jugar, dilo.» «Si el problema soy yo, dilo». «Pues vístete». Bien, Pelle ha descubierto a sus 56 añitos que Puti es un indolente; mejor tarde que nunca. El resto de jugadores se dividiría entre los neutrales y los cercanos a uno de los dos bandos anteriores, aunque el frente rancio parece en franca minoría.


Pero si la vendió al diablo.

¿Lo de Alcorcón ha removido definitivamente la conciencia de la cúpula? Quizá sí, y por fin estén dispuestos a sacudirse su irracional miedo a un tío que no sabe hacer la o con un canuto. De la Almorrana apuntaba a que se le habría solicitado a Pellegrini un «relevo generacional» antes de diciembre, o dicho de otra forma, que jueguen los nuevos juntos de una puta vez. ¿Y qué tal si antes de diciembre, lo hacen antes de la próxima semana? ¡¡Basta ya de corsés y precauciones, hombre, que sois vosotroslos que mandáis!! En Chez Carvajal ya han preparado las medidas de defensa, más bien desesperadas. El mismísimo mercachifle aparece en la portada del Asco, proclamando «Baúl tiene alma de entrenador», que es algo así como decir «¿Vosotros queréis a Luis? Pues ahora vais a tener al hijoputa de jefe». Pero no parece que vaya a colar.

Quiero pensar que todo ha llegado al punto de ruptura, que las cartas están por fin sobre la mesa y que la batalla final se librará en los próximos días, culminando en esa catarsis que hoy por hoy es lo único que puede salvar al Madrid. Estoy convencido de que un equipo por fin saneado, sin lastres del pasado y un nuevo liderazgo puede conquistar cualquier reto, ya sea meterle ocho al Alcorcón en casa o plantarse en semis de la Champions con autoridad. Las próximas jornadas serán apasionantes, y como siempre estaremos en primera fila para presenciar el show.

No me pongo apocalíptico

El Alcorcón nos maltrató analmente con saña, como un negraco en una peli de teens. No sé muy bien si alguna vez un Segunda B nos metió tantos goles, pero lo dudo. En todo caso, es una de las derrotas más deshonrosas de las que se tenga memoria. Ciertamente no nos jugábamos nada trascendente, pero la modestia del rival y lo amplio del resultado escandalizan al más pintado. Ha empezado ya el numerito post-derrota, con todo el mundo interpretando su papel: los jugadores haciendo ridícula profesión de vergüenza, los paletos de los periodistas trocados en inquisidores y cesando a quien les parece conveniente y los paletos de los piperos siguiéndoles el juego y pidiendo cabezas, las que sean, preferiblemente la del entrenador. Todo, en verdad, bastante ridículo. Los jugadores deberían saber que cuando «sienten vergüenza» por la derrota están mostrando un profundo desprecio por un rival que les venció en buena lid; con decir que están disgustadísimos y que el Alcorcón hizo un gran partido sería más que suficiente.

Lo cierto es que los alfareros (un compañero mío del colegio solía llamar al Alcorcón el «Club Cuatro Cántaros», por el escudo de la ciudad) jugaron magníficamente. Parecía talmente que habían cogido el decálogo perpetrado por el tonto de Ulises Sánchez Flor y lo habían cumplido a rajatabla: juego al primer toque, presión, movilidad… El campo era estrechito, y el Alcorcón supo ocuparlo en su totalidad y asfixiarnos. Seguramente la solución habría sido abrir el juego basculando con la pelota constantemente de un lado a otro, pero es obvio que aún no estamos preparados para eso; nuestras incursiones, casi invariablemente por el centro, eran abortadas una y otra vez. El juego del Madrid, sin embargo, no fue completamente desastroso, y en alguna fase lo intentamos con brío, pero nunca dimos con la llave. Y al igual que el otro día, parece un poco absurdo personalizar las culpas. Tan sólo se me ocurre destacar a Van der Vaart, sin duda el madridista más coherente e incisivo sobre el campo, y para ser sinceros eché de menos a Pajillas, que necesita con urgencia perder su condición «milagrera» para bajar a la tierra de una puta vez. Alcorcón habría sido un lugar ideal para que el mostoleño recibiera una tunda.

La cuestión, obviamente, es «ahora, ¿qué?» El indigente mental de Inda, que hace menos de un mes le encargaba a Flower Power la estupidez del decálogo -con la que nos explicaban cómo Pellegrini había reinventado el fúmbol-, ha decidido que ya se ha cansado de la cara del chileno. Y como Marca pone y quita entrenadores y presidentes del Madrid, hoy lo «cesa» en su portada, con fotón grotesco incluido. Abellán anda machacándosela con Benítez, y otros apuntan al bueno de Michael Laudrup. Yo digo que a Pellegrini -que me parece medio lelo- no hay que echarlo de ninguna manera. Ésa sería la derrota definitiva, un «chorreo» peor que los de Liverpool y Alcorcón juntos. Aunque sólo sea por contradecir al estúpido de Inda, debe seguir. Su cese destruiría cualquier trabajo deportivo realizado hasta la fecha, pero sobre todo cercenaría por completo la credibilidad del proyecto.

Con Pellegrini simplemente hay que reunirse y decirle lo siguiente: «Vale Manuel, la has cagado y hemos sufrido una humillación enorme. Eso ya no puede remediarse, pero lo que pase desde mañana es otra historia. Necesitamos partir de cero. Baúl y Puti no jugarán nunca más, o lo harán de forma exclusivamente simbólica; tranquilo, tienes nuestro apoyo al 100% hasta final de temporada, aunque perdamos 8-0 contra el Getafe, pero lo demás depende de ti. Haz jugar juntos a los buenos, a los jóvenes, consigue que confíen en ti. Sobre todo, haz un once tipo que se recite de memoria, y deja de joder con las rotaciones. Que esos once tíos sean tu apuesta a muerte para la Champions. Manda la Copa y la Liga a tomar por culo, Manuel. Recuerda, la Champions es lo único que que importa. Ahora, a trabajar».


Parece un cordero listo para el sacrificio.

Sí, con eso bastaría. Para mí las razones del estrepitoso fracaso en Alcorcón son mucho más psicológicas que deportivas. Al no tener un once fijo, Pellegrini ha renunciado sobre todo a dos cosas: a marcar un patrón de juego definido y a generar confianza en sus hombres. Como ya hemos mencionado aquí varias veces, sólo adquiriendo los automatismos necesarios el equipo va aumentando en fuerza y seguridad. Es sólo en ese punto cuando puedes cambiar piezas sin que se resienta el conjunto. Además, la presencia de las dos rémoras, Baúl y Puti, crea una sensación de nepotismo, de dominio de lo viejo y anquilosado, que lastra por necesidad a un grupo formado mayoritariamente por jugadores jóvenes y rápidos, de otra dimensión. El hecho de que Puti fuera titular, tras el vergonzoso retraso del otro día, habla bien a las claras de la pésima gestión psicológica y disciplinaria del entrenador. Dicho de otra forma, mezclar agua y aceite, buenos y nuevos con viejos y malos, da una mezcla demasiado heterogénea, carente de fuerza. Los tíos que jugaron ayer no habían estado nunca juntos sobre el campo, y por tanto carecían de referencias. Baúl fue capaz de ejercer un liderazgo con sus limitadísimos recursos futbolísitcos; para ser líder tienes que ser capaz de conducir y culminar jugadas, la «casta» sólo sirve para quijotismos patéticos. Por eso y tantas razones que sobradamente conocemos es tan importante apartarlo de forma definitiva, refundando deportivamente el equipo.

Ahora bajemos a la realidad: ¿qué es lo que ocurrirá finalmente? Creo que no se producirá la conversación que he descrito más arriba, y que tampoco se cesará a Pellegrini, incluso aunque haya malos resultados contra el Getafe y el Milan. Florentino y Valdano, aunque parecen una verdadera calamidad en lo futbolístico, no pueden ser tan estúpidos ni contradecirse tanto respecto a sus primeros propósitos. No, seguramente habrá una revolución de pitiminí, que se cobrará un par de cabezas para satisfacer a la plebe. Una de ellas será probablemente la de Puti; ya lo fue varias veces anteriormente y volverá a serlo, hasta su próxima regeneración, cuando el entrenador del año que viene le pida «tirar de calidad y veteranía para ser el motor del equipo»; la historia se repite mientras no se agota la estupidez humana… Otro seguramente será Drenthe, despropósito balompédico cuyo fichaje sólo puede causar sonrisa por los desvelos que nos causó. Añádenles algún que otro nombre más, una «conjura» del vestuario y, por supuestísimo, la encomienda a la figura del Captain, referencia en estos tiempos tormentosos (bla bla bla), et voilá, ya tienen su revolución de los clicks de Playmóbil. Las versiones que circulan de que había un pacto tácito para sentar a Baúl me parecen absurdas, ¿por qué iba a rebelarse contra su directiva el disciplinadísimo Pellegrini, para apostarlo todo a un cadáver futbolístico? No, demasiado rocambolesco. Tras la «conjura» regresará el Gitano, la pelotita volverá a entrar (empujada unas cuantas veces por el Captain) y el duro encuentro con la fría, impasible realidad no llegará hasta el cruce de Liga de Campeones, donde atravesarán el culo por enésima vez. A esas alturas lo tendremos más dado de sí que Alicia Rhodes.

Y al fin y al cabo, ¿qué importará? Tampoco se perderá tanto, tan sólo la ilusión de millones de aficionados -que ni siquiera entenderán las verdaderas razones del fracaso- y la leyenda de un club que simbolizaba la victoria y la excelencia -sí, la puta excelencia- en todo el mundo. Pero oye, si lo único que hemos sido capaces de dar para continuar esa tradición es Florentino -un señor inifinitamente ingenuo en lo deportivo que futbolísticamente vive en los años 50- y Valdano -un trilero argentino con trajes a medida-, igual es que el madridismo no era para tanto. Dicen que la resignación es uno de los caminos a la sabiduría, y deberíamos asumir que llegarán más sinsabores con el menor dramatismo posible. Sobre todo porque no podemos hacer nada, a menos que nos saquemos de la manga una carta abierta o cosa parecida. Quién sabe, quizá Floren tan sólo necesita que algún madridista auténtico y sincero le explique lo que hay. Para terminar, resalto que ahora mismo no hay nada perdido; que lo más importante, que es el talento, lo tenemos, y que la cosa se podría arreglar perfectamente. Como ya he dicho en otras ocasiones, sólo serían necesarias dos cosas: inteligencia y valor. Ojalá nuestros dirigentes fueran capaces, por algún milagro, de encontrarlos.

– Alcorcón: 4
– Real Madrid: 0

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Lo de Robinho

Dicen que la venta de Robinho al Barsa está a punto de caramelo, y cuando el río suena a lo bruto suele llevar agua. Se trata de un traspaso con varias cosas interesantes a comentar, la primera y más obvia el morbo que acompaña a todo viaje Barcelona-Madrid o viceversa. Robinho, digámoslo, demuestra muy poca sensibilidad al pasar de jugador emblemático madridista a reforzar al eterno y detestado rival. Al margen de las circunstancias en la que dejó el Madrid, la primera reacción del fan merengue es sentirse ofendido y dolido. Digamos que si Robinho quería borrar su imagen de mercenario, con este movimiento no lo va a conseguir.

Sin embargo, a poco que uno se pare a analizar, enseguida aparecen los matices: El Barsa fue el primer club que quiso fichar a Robinho, después de todo, e incluso parece que éste tenía bastantes simpatías por el club catalufo. Fue Florentino quien les arruinó el invento, yendo donde el chico y diciéndole: «¿Que te gusta el Farsa? Quita quita, tú vas a venir conmigo y vas a ser el primer galáctico joven». ¿Quién se habría negado? Dicho y hecho, Robinho llegó en loor de multitudes, ignorando el ciclo infernal que espera a toda estrella nueva del Madrid: Primero ensalzamiento desmedido (Cádiz y demás), luego la «llamada al orden» del vestuario (Baúl), para respetar los «viejos valores» (básicamente, aburrir a las vacas y no osar brillar individualmente). Más tarde, el ostracismo por parte del entrenador en favor de «los que sudan la camiseta» y ostracismo mayor aún desde la prensa; siguen la desmoralización, las malas compañías, etc. Al final, un par de portadas demoledoras, indiferencia de la dirección deportiva y salida del club. Lo hemos visto tantas veces…

Alguno me dirá: «Pero bueno, ¿es que el chaval es tonto? ¿No sabe sobreponerse a presiones, preocuparse tan sólo de entrenar y jugar?» Pues podría, pero no tiene por qué. Hay que asumir que al principio de sus carreras los jugadores son prácticamente críos, con déficits tanto intelectuales como de carácter, salvo honrosas excepciones. Claro que puede haber tíos que pasen de todo y brillen por muchas zancadillas que les pongan, pero simplemente no podemos exigirles eso. Robinho no vino aquí a luchar contra los elementos (Baúl), sino a disfrutar, aprender y triunfar. Quizá él no se ayudó, pero, sobre todo, nosotros no le ayudamos. Si Cristiano hubiera venido aquí con 20 años se habría ido como un bluf, una promesa inclumplida, otro triatleta (jaja, qué humor, me parto con la retranca de los chistosos antimadridistas).

De haber cuidado a Robinho mínimamente estoy seguro de que se habría matado por el escudo, pero una vez que se ha roto su sueño de triunfar en el Madrid, ¿qué le importan a él nuestras rivalidades y odios intestinos? ¡Él es del Santos! Y lo que ve es que su amigo Diego se convierte en el capo absoluto de la Juventus mientras que él, por h o por b -falta de confianza del entrenador o lo que sea- , no acaba de eclosionar.  ¿Qué tiene que perder yendo a un club totalmente consolidado, donde le ofrecen ser importante y que además le cae simpático? Ahí no tendrá que hacer la jugada del siglo en cada partido, o lo que es peor, hacerla y que sea ignorada porque un tiparraco ha empujado un balón a puerta vacía o por el enésimo milagro del águila de Móstoles.

Al fin y al cabo, el Barsa es el club de moda, el más «simpático» y que mejor juega. Ojo a la batalla de la propaganda, porque más allá de los beneficios comerciales o políticos, está empezando a tener efectos deportivos muy palpalbles. Incréiblemente el resto de clubes olvidan terribles afrentas pasadas, como el plantón en la Copa, la traición en las votaciones de la Federación o jugadores blaugranas pidiendo la escisión de los jugadores catalanes en su propia selección. Pero no sólo eso, sino que se enfrentan a los culés con el culo alegremente puesto en pompa. «Lo de ganar al Barsa está imposible», decía Marcelino. Dicho y hecho, seis que le cayeron. Contra el Madrid… a cara de perro. ¡Y encima convenciendo de que son un club «de cantera», cuando gastan tanto o más que nosotros! O empezamos a revertir el resultado de este pulso de imagen o vamos a tener tremendos hándicaps para competir.

Guardiola, malo y soberbio como es, ya ha demostrado ser inteligente. Engranará a Robinho perfectamente en su maquinaria, aprovechando los preciados y escasos bienes que ofrece -calidad y explosividad- y entonces eclosionará el jugadorazo que lleva dentro, lo que será para nosotros una soberana patada en los hocicos; Guardrogas sonreirá desde el banquillo con su característico gesto taimado. Pero os digo algo, será una cosa buena, porque pondrá al descubierto dos hirientes verdades: primero nuestra capacidad de destrucción de futuras estrellas, y segundo el repugnante juego que practica la prensa con algunos jugadores. Se evidenciará cómo el supuesto paquete era un crack, y los verdaderos paquetes, los incompetentes y prescindibles, son los directivos débiles y los juntaletras que emborronan páginas y páginas de mierda, sebosos que no se ven los pies «poniendo en la frontera» a profesionales que son leyenda en lo suyo. Sí, Robinho, vete, porque no hay nada más triste que un futbolista con potencial no desarrollado. Aquí te pondrían de estrella contra el Alcorcón.