Pellegrini nos tenía preparada una última sorpresa en el once: Gaygo por Granero, quedándose el canterano fuera incluso de la convocatoria. ¿El motivo? Vaya usted a saber, oiga. ¿Sería por la mini-espantá del otro día? Si es eso, Pellegrini es libre de administrar la disciplina como quiera, pero sinceramente espero que todo vuelva a la normalidad en el próximo partido; el Madrid necesita a Granero. Así pues, nuestro centro del campo quedaba configurado por la ya mítica Doble Gay y Xabi Alonso. La obstinación de Pellegrini en no poner algo de cemento el centro del campo resulta desconcertante; el uso de jugadores creativos es una apuesta loable, si se quiere, pero que ya ha sido probada por varios de sus predecesores, con resultados no precisamente satisfactorios.
Claro que este es otro Madrid, con otros hombres y otros métodos. ¿Cómo funcionó el trío del centro, pues? Muy irregularmente. De hecho, el primer tiempo estuvo muy cerca de ser un nuevo tostón. Además, de nuevo teníamos enfrente a un rival mediano pero serio, muy leñero y que no regalaba nada. Guti estuvo más o menos en un 50% de acierto: clarividente en algunas jugadas, fallón en otras, metiéndose en zonas donde no debía o entregando balones al contrario. Debo decir que, aunque mucha gente vaya a quedarse sólo con lo bueno (todos los juntaletras gutistas, para empezar) un porcentaje del 50% simplemente no es suficiente para el Madrid.
En cuanto a Gaygo, se hicieron comentarios descarnados en la entrada de ayer, pero querría romper una pequeña lanza a su favor: lo cierto es que el argentino se aplicó mucho en defensa, corriendo como un poseso detrás de todos los balones recuperables, y cortando no pocas jugadas del contrario. Pellegrini va poco a poco sacando un jugador del chaval, lo cual está muy bien, pero el Madrid ahora tiene que consolidarse, no hacer experimentos. Sin duda el mayor reproche que puede hacérsele a Gago es su pettofredismo. La jugada del segundo tiempo en la que, encontrándose en el vértice derecho del área con varios compañeros dispuestos a rematar, prefiere mandar un pase rasito hacia atrás, resume perfectamente su carácter. Alguien debería explicarle al muchacho que ser futbolista no es cumplir estrictamente un papel asignado sobre el campo, ni cometer los menos fallos posibles, sino también comerse al rival y tener una insaciable sed de victoria. Sinceramente, no me imagino a nuestro lánguido cinco cagándose en el padre de ningún rival. Xabi Alonso, por su parte, volvió a estar casi invisible. ¿Soy yo que no le veo, o realmente está diluído?
En los laterales, Marcelo estuvo bien y Ramos, tocado o no, volvió a firmar otra actuación decepcionante; le cuesta mucho culminar sus internadas y no digamos dar un pase bueno. La buena noticia estuvo en los centrales, con un Albiol solvente y un Pepe de nuevo muy completo. Pajillas estuvo bien en todo lo que le llegó, y demostró que si se callara y se dedicara exclusivamente a lo suyo todos estaríamos más contentos. Tan sólo algunas acciones aisladas salvaron el primer tiempo del horror: una tijera de Benzemá tras controlar un pase un tanto extraño de Puti y una última jugada ,de nuevo con el francés como protagonista, que se fue muy bien y se quedó solo pero falló al definir. Toda una decepción, pues es el tipo de jugadas que se espera que convierta.
El segundo tiempo podemos analizarlo de dos formas: o bien el equipo mejoró o bien Cristiano Ronaldo agarró una pelota y abrió la lata por enésima vez. Lo cierto es que, después de intentarlo por activa y pasiva con la «elaboración», el gol llegó gracias a un pase de Pepe casi desde su área; lo que viene siendo un patadón, vamos, por muy fino que sea éste. Muy poco después, y ya lanzado, Cristiano se internaba por el extremo izquierdo del área rival, siendo cazado por un defensa con una entrada desproporcionada y absurda. Da igual que también tocara balón: es penalti y medio, castigado con una justa amarilla. Cristiano nuevamente le cedió el honor a Kaká, quien convirtió con solvencia. El tercer gol sería la prueba patente de que lo mejor que tenemos ahora es el entendimiento entre los tres chicos de oro: una jugada verdaderamente espectacular en la que volvieron locos a los franceses, culminada a placer por CR9. El portugués debería retirarse poco después, como consecuencia de la «entrada que no fue falta», y es duda para Sevilla.
Spectacular spectacular.
Y me cago en todo.
Higuaín contó con 20 minutos de juego, en los que se le vio realmente angustiado. Mala la gestión de Pellegrini con el muchacho, que da a Raúl los minutos que le corresponden a él. En cada jugada intenta hacer gol, sea la mejor opción o no. En todo caso he de decir que hay algo en los movimientos de Higuaín que no me gusta: aunque talentoso y a menudo eficaz, carece totalmente de elegancia y parece que todo le costara el doble que a los verdaderos superclase. Un jugador nada estético, al que de todos modos hay que cuidar porque es un recurso que necesitaremos.
Conclusiones del partido: Pellegrini debería entender que ya ha dejado constancia de su «talante»: ya casi todos saben que son importantes (Van der Vaart y Dudek no) y ahora hay que centrarse en lo serio: si intenta hacer a Guti una de las piedras angulares del equipo perderá media temporada, y simplemente no tenemos tiempo. El equipo necesita siempre a uno de los Diarrás, y la ambición y talento de Granero por encima de las excentricidades genialoides del peliteñido. De hecho, para el partido de Sevilla es ya tarde para llevar algo ensayado. Me temo que hemos perdido demasiado tiempo en probaturas, mientras las opciones más eficientes se han descartado por simple tozudez. Espero reamente que esto no nos pase factura el domingo.
– Real Madrid: 3 (Cristiano Ronaldo (2) y Kaká (pen.)
– Olympique de Marsella: 0
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