Reconozco que, en esto del fútbol, tengo ideas simples: si algo no está roto, no lo arregles; si algo va bien, no lo cambies mucho. Contra el Zenit se vio la base de lo que podría ser un equipo ganador, y estoy convencido de que reptir alineación nos habría dado un gran impulso moral, habría mandado el mensaje de que el equipo de Rusia era la base. Los cambios son estupendos cuando se realizan para mejorar cosas, cuando pones a los jugadores al servicio del equipo; aquí, sin embargo, el equipo está al servicio de los jugadores. De algunos, claro. Porque sí, amigos, meter a Baúl -ese tipejo- no es un cambio de hombre por hombre, sino un cambio de sistema (fue Robben el sacrificado), y resulta evidente que eso nos perjudicó. Da igual que Baúl ejecutara después los goles de la remontada, porque la esencia del sistema estaba jodida: se jugó un mal partido.
El Español, tremedamente descortés, vino a puntuar en el Bernabéu, metiéndose en una guerra que no es la suya. Como le pasa a todos esos equipuchos quese vacían aquí para rascar un punto, luego pierden en su casa contra cualquier mindundi; en el pecado llevan la penitencia. Se plantaron bien en el campo, digo, y al Madrid le costó mucho mover la pelota. Esta vez el trío Diarrá-VdV-De la Red no estuvo tan lúcido, y no había la opción de pasarla a banda para Robben (ya saben quién ocupaba su puesto). El primer gol españolista vino de un penalti bastante absurdo, con Heinze pasado de frenada. Querría destacar que Real Madrid Club de Fútbol, club más glorioso de la historia, no tiene un puto lateral izquierdo en su plantilla. Los responsables podrían dimitir, cortarse las venas o algo parecido. El empate llegó no mucho después, en una jugada del denostado Ramos, que mandó un centro muy medido que ejecutaría en un gran movimiento de cabeza Baúl, casi totalmente libre de marca. Manolo Lama se excusó unos instantes para hacerse una violenta paja en el baño. Para ser un indio hijo de puta hay que ver lo raulista que es.
El segundo gol perico, igual que el primero, fue muy ridículo. Descoordinación defensiva total, y un pase raso que llegó desde la derecha acabó en la portería casi sin quererlo el delantero. ¡Por favor! Mejor asumir que si a estas alturas este entrenador no ha armado un sistema defensivo decente, es que ya no va a poder; a otros les dieron 50 días para armar la hostia en bicicleta. Nuestra única esperanza defensiva es confiar en las individualidades -un plan muy consistente- y mantener a los enemigos lejos del área.
He leído por ahí que nuestro segundo tanto fue «un gran gol». No fue tal, sino una pelota que llegó a los pies del de la cara agria tras una serie de rebotes (¡qué clásico!) y que éste acertó a alejar en la portería con bastante precisión. Así se las ponían a Fernando VII… el primer gol fue bastante mejor. En cualquier caso, la jugada ponía el 2-2 en el marcador, un resultado que a este equipo, tan dado a la ápica, acaso le resultaba menos motivador que la derrota. Mi corazón antibaulista sufría un amargo trago.
Yija.
En la segunda mitad, Chúster buscó la alternativa de la banda (¡¡un cambio en el descanso, vamos progresando!!) metiendo a Robben, para lo cual se cargó a Van der Vaart, alguien tenía que pagar el pato. Se puede decir que el Madrid mejoró, y hubo algunas ocasiones bastante claras, pero no fue suficiente. La vuelta de Sneijder sin duda introdujo nuevos bríos y alternativas atacantes. Al final estuvo muy cerca de marcar en una falta cortada por jugadores pericos con la mano. Por cierto, juraría que Baúl hizo amago de querer tirarla, je je, qué personaje más miserable y acaparador.
Como Robben ya llevaba demasiados partidos sano se lesionó, claro («not if, but when»), y saltó al campo el enérgico Drenthe, cuya actuación sólo se puede calificar de calamitosa. Hasta tres veces se llevó por delante a jugadores contrarios cargando con el hombro, como si ignorara que esa acción es siempre falta y a veces tarjeta. Le cuesta horrores dar parábola a la pelota, lanzando casi siempre tiros rectos, y la falta de precisión hace que tanto sus disparos como sus pases vayan a menudo a la grada. Muy decepcionante del holandés, al que no obstante le aguarda un gran futuro… como jugador de rugby. Su crédito no puede durar más allá de este año.
En fin, un empate que deja muy mal sabor de boca, con el miserable encorvado señalándose la chepa una vez más (la vergüenza se lo había impedido hasta ahora) y muchas incertidumbres para el futuro. ¿Quién dijo que ser madridista era fácil? Para como, parón de las putas selecciones para disputar un apasionante choque ante Estonia. ¿No puede alguien poner una bomba atómica bien gorda en la sede de la FIFA? Yo me reiría mucho.
– Real Madrid: 2 (Cáncer metastatizado)
– Español: 2 (Tamudo (pen.) y Luis García)
Madridista del partido: Diarrá. Gran cipote del África negra.
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